Actualizado 15/07/2016 22:21

Los tacones: un producto de lujo en Venezuela

Tacones, mujer con zapatos de tacón
REUTERS

   CARACAS, 15 Jul. (Notimex/Notimérica) -

   Las venezolanas, conocidas en el mundo por su belleza y por recurrir con frecuencia a tratamientos estéticos, se están viendo también afectadas por la crisis económica, que provoca que, en muchas ocasiones, no tengan acceso a una prenda básica femenina: el zapato de tacón.

   Usar tacones siempre ha sido una cuestión popularmente extendida en Venezuela, un símbolo de estatus, que realza la belleza y al que muchas mujeres recurren para estilizar su figura.

   Según el médico Jesús Delgado usar tacones no supone ningún daño para la mujer, solo para aquellas que ya cuenten con un problema lumbar previo, "ya sea por la mala pisada o por tener la espalda desviada".

   No obstante y a pesar de esto, el uso de este tipo de calzado se ha visto fuertemente reducido. Muchas mujeres han dejado esta prenda de lado en el país iberoamericano señalando que el mal estado de las calles dificulta el tránsito.

   "Cuando voy camino al trabajo uso unos zapatos de tela y tengo los tacones guardados en mi bolsa, y me los pongo después de llegar a la oficina, porque con las calles como están, una no puede ir caminando con tacones por ahí", ha destacado la contable Andrea Barrios.

   Sin embargo, en la actualidad el mayor obstáculo para muchas venezolanas a la hora de usar zapatos con tacón es el económico, ya que la escalada en la inflación ha provocado que un par de tacones ronde entre los 2.000 y los 50.000 bolívares (entre 200 y los 5.000 dólares, en el caso de aquellos de marca).

   Frente a esto, el salario mínimo venezolano --que se vio aumentado el pasado mayo-- se encuentra en los 615 dólares, una cifra que impide a muchas mujeres acceder a este producto.

   En los últimos meses, el país ha sufrido un descenso en la compra de zapatos nuevos, así como un aumento "sustancial" en los pedidos de reparaciones, tal y como han destacado varias zapaterías locales en declaraciones recogidas por Notimex.

   "Con esta crisis ya no se puede andar comprando tacones nuevos, eso es un lujo, que uno, si acaso, puede darse en Navidad, pero ahora más bien he tenido que desempolvar, limpiar y pulir los tacones que tenía guardados para reestrenarlos", ha señalado María Suárez.

   Suárez, una enfermera de 26 años y sin hijos, reconoce que la crisis económica también le ha llevado a "reflexionar" sobre sus gastos, ya que con frecuencia compraba zapatos nuevos, a pesar de tener "cientos" de tacones con poco uso guardados en su casa.