Actualizado 14/03/2013 00:49

Casi el 77% de los argentinos son católicos, lo que representa el 2,8% de todos los creyentes de esa religión


MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -

Casi el 77 por ciento de los argentinos, un total de 31 millones de personas, son católicos, lo que representa el 2,8 por ciento de todos los creyentes que profesan en el mundo el catolicismo, según un estudio del Pew Research Center sobre el cristianismo en los distintos países del mundo.

De los 34,4 millones de argentinos que se definen como cristianos, el 85,2 por ciento de la población, el 93 por ciento afirma que es católico, lo que convierte a Argentina, el país donde nació el nuevo Papa en 1936, en uno de los países Latinoamericanos en los que el catolicismo tiene más fieles. Detrás del catolicismo, la creencia protestante (7,3% de la población) es la creencia cristiana que cuenta con más seguidores tiene en el país.

De hecho, por número de católicos, sólo Brasil (con 133,6 millones de creyentes, el 68,6% de la población), Colombia (38,1 millones, el 82,3%) y México (con 96,3 millones, el 84,9%) superan a Argentina en número de personas que se definen como católicos.

La constitución de Argentina reconoce en su artículo 14 el derecho de los habitantes del país a "profesar libremente" el culto que decidan, aunque hace un mención expresa a que "el Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano", que cuenta con un régimen jurídico diferente.

Las relaciones entre el Gobierno Argentino y la Iglesia católica han pasado sin embargo por momentos complicados. Ejerciendo el propio Bergoglio como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina protagonizó duros enfrentamientos con el presidente Néstor Kirchner y su mujer y sucesora Cristina Fernández.

Así, durante el mandato de Néstor Kirchner, entre 2003 y 2007, el presidente argentino mantuvo enfrentamientos dialécticos con Bergoglio, a quien Néstor llegó a considerar como de la oposición. Los medios de comunicación argentinos hablan de una relación "conflictiva" que se rebajó durante la Presidencia de Cristina, aunque los enfrentamientos nunca llegaron a desaparecer.

Con el anuncio en 2010 de que el Gobierno aprobaría una ley para legalizar el matrimonio homosexual, las relaciones empeoraron aún más. Bergoglio envió una misiva a toda la Iglesia argentina en la que pedía que en las ceremonias religiosas se mencionara "el bien inalterable del matrimonio y la familia".