CARACAS, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
Unos 920 de la cárcel de El Rodeo, situada a unos 30 kilómetros de Caracas, comenzaron una huelga de hambre en rechazo a las supuestas agresiones de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana durante un registro dentro de ese penal que el pasado mes fue escenario de unos de los peores motines que se han registrado en Venezuela.
La huelga de hambre comenzó el martes por la tarde en el anexo número uno de El Rodeo, según informaron algunos familiares. La protesta ha provocado la paralización de las obras en esa prisión, donde se realizan reformas para mejorar las condiciones de los presos.
Los reos aseguran que los guardias nacionales agredieron a algunos de sus compañeros durante un registro que dejó una persona herida por arma blanca. Otros reclusos presentan heridas por los golpes que les habrían propinado los funcionarios, según denuncian los manifestantes, aunque esta versión aún no ha sido confirmada.
Un total de 920 presos permanecen en las instalaciones de El Rodeo I, tras la crisis desatada el pasado mes en ambos anexos de esa prisión que obligó el traslado temporal de unos 2.500 reclusos a otros recintos judiciales del país.
Según los familiares, los reclusos de El Rodeo I llevan 45 días durmiendo en carpas y no disponen de instalaciones para su aseo personal. También les tienen prohibidas las visitas semanales y sólo les permiten enviar agua y comida a los presos.
Vecinos de la cárcel ubicada en el municipio de Guatire, en el estado de Miranda (centro), aseguraron a los medios locales que el martes por la noche escucharon tiroteos dentro del penal. El Ministerio de Interior no se ha pronunciado sobre estas denuncias.
A mediados de junio, el presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció desde Cuba la creación del Ministerio del Sistema Penitenciario --que estará a cargo de la diputada Iris Varela-- a raíz de los hechos ocurridos en El Rodeo I y I, donde un grupo de reos mantuvo supuestamente secuestrados casi un mes a unos mil presos.
Durante varias semanas, El Rodeo fue escenario de una batalla campal entre los líderes de las mafias --también llamado "pranes"-- y unos 5.000 efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana que intentaban tomar el penal. Dos uniformados y una treintena de internos murieron, aunque algunos familiares y reclusos afirman que la cantidad de fallecidos es aún mayor.