Publicado 20/10/2025 11:14

España destaca en longevidad, pero cae en calidad de vida saludable

Archivo - Old couple  Pareja anciana
Archivo - Old couple Pareja anciana - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / ONEINCHPUNCH - Archivo

MADRID 20 Oct. (EUROPA PRESS) -

España mantiene una posición de liderazgo internacional en esperanza de vida al nacer, que ronda los 84 años, y en las bajas tasas de mortalidad infantil, consolidándose entre los países con mejores resultados en salud general, sin embargo, la esperanza de vida en buena salud se ha reducido, especialmente entre las mujeres, situándose más de dos años por debajo del promedio europeo.

De este modo, la esperanza de vida en buena salud en España se encuentra relativamente peor, principalmente en las mujeres, con 2,2 años menos que la UE. Los valores para España siguen sin recuperarse desde 2019. Así lo indican los resultados del sexto Observatorio de Sanidad de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que ofrece una evaluación integral del sistema sanitario español con base en 31 indicadores que abarcan salud y bienestar, riesgos para la salud, gasto sanitario, mercado laboral y percepción ciudadana.

Otros factores preocupantes que apunta el documento son el aumento del bajo peso al nacer y la persistencia de enfermedades crónicas y mentales, que afectan a más de un tercio de la población. La salud percibida por los ciudadanos ha empeorado desde 2019, reflejo de un descenso en la calidad de vida saludable pese a los buenos datos de longevidad.

Todo ello, matiza el documento, es probablemente reflejo en una menor inversión relativa en la sanidad del día a día, fundamentalmente en Atención Primaria y preventiva, y una mayor inversión relativa en la sanidad dedicada a evitar los eventos fatales, fundamentalmente hospitalaria.

FACTORES DE RIESGO Y DESIGUALDAD

Además, los hábitos y condiciones sociales siguen influyendo de forma significativa en la salud pública. De este modo, el consumo de tabaco continúa descendiendo, con 16,6 por ciento de fumadores diarios, aunque el número de cigarrillos por persona ha aumentado. La obesidad infantil afecta al 36 por ciento de los niños de 6 a 9 años, con ligeras mejoras respecto a 2019. La desigualdad social y económica se mantiene elevada, con una tasa de pobreza del 25,8 por ciento y un coeficiente de Gini de 31,2, ambos por encima del promedio de la UE.

En cuanto a la evolución financiera, España destina un 9,2 por ciento del PIB al gasto sanitario público y privado corriente, una cifra comparable al promedio de la OCDE, pero inferior a la de Francia o Alemania. El gasto sanitario per cápita crece a un ritmo del 5,5 por ciento anual, aunque se mantiene 400 euros por debajo de la media de la OCDE.

En 2023, el gasto farmacéutico en España fue del 15 por ciento del gasto sanitario, 0,4 puntos por encima del promedio de la OCDE. Esta proporción desciende respecto a lo observado en 2021, aunque sigue siendo mayor que en los países de referencia, que dedican una menor proporción a productos médicos. Asimismo, el gasto farmacéutico hospitalario crece un 10 por ciento anual, principalmente por el aumento de tratamientos oncológicos y de alta especialización.

Al hilo, el Observatorio resalta que el presupuesto sanitario por habitante presenta grandes diferencias entre comunidades autónomas: Asturias encabeza el gasto por habitante (2.436 euros) y Cataluña se sitúa a la cola (1.442 euros), aunque parte de la diferencia la explica el envejecimiento de la población, aun hay un gran margen no fácilmente explicable.

OPINIÓN CIUDADANA Y LISTAS DE ESPERA

Asimismo, el Observatorio recuerda los datos del Barómetro Sanitario 2024, que muestra un descenso notable en la valoración del Sistema Nacional de Salud. Solo el 55 por ciento de la población cree que el sistema "funciona bien con algunos cambios necesarios" (frente al 72% en 2019). Un 29 por ciento considera que requiere reformas profundas y un 16 por ciento cree que debe "rehacerse por completo".

Las listas de espera continúan siendo uno de los principales motivos de insatisfacción. Aunque en 2024 se observa una leve mejora, los tiempos de espera siguen siendo superiores a los niveles previos a la pandemia.

Respecto al mercado de trabajo sanitario, el empleo sanitario tiene una participación ligeramente decreciente dentro del conjunto del mercado laboral. En el segundo trimestre de 2025, el empleo en sanidad cayó un 0,7 por ciento interanual, tras una bajada del 2,4 por ciento en el cuarto trimestre de 2024.

El sector muestra una tendencia descendente en los últimos dos años, con 1,334 millones de ocupados, 9.000 menos que un año antes. La proporción de empleo asalariado también se desacelera, bajando al 6,5 por ciento a mediados de 2024 tras el aumento hasta el 8 por ciento durante la pandemia.

Los salarios nominales muestran gran dinamismo desde finales de 2021 hasta mediados de 2024, mientras que los salarios relativos tocan su mínimo histórico, después un ligero repunte a mediados de 2024. Además, tras de la reforma laboral del año 2022, la fracción de empleo temporal se sitúa por debajo del 40 por ciento, casi 6 pp menos respecto de los inicios de la pandemia.

Por nacionalidad, se puede ver que, desde la pandemia, la proporción de trabajadores no nacidos en España en sanidad alcanza el 10%, y los no españoles alcanzan cerca del 4 por ciento, cifras inferiores a otros sectores como el de dependencia, probablemente debido a la dificultad de homologar cualificaciones.

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