Publicado 16/11/2013 03:05

ACTUALIZA 1-Corte de Brasil ordena que miembros de partido gobernante vayan a prisión

(Actualiza con detalles)

Por Bruno Marfinati

SAO PAULO, 15 nov, 16 Nov. (Reuters/EP) -

- La Corte Suprema de Brasil ordenó el viernes que ex líderes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) comiencen a cumplir sus condenas de prisión luego de que fueron hallados culpables de un caso de corrupción y compra de votos en un país con una larga historia de cohecho entre los políticos.

José Dirceu, un fundador del partido y ex jefe de gabinete del es presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se entregó a la policía federal en la tarde del viernes para comenzar a cumplir su pena de prisión de 10 años y 10 meses.

El es uno de los 12 políticos que deben cumplir tiempo en prisión por un escándalo que casi derrocó al Gobierno durante la primera de tres administraciones de tendencia de izquierda.

José Genoino, ex presidente del PT y legislador que se encuentra con licencia debido a problemas de salud, también se entregó para comenzar a cumplir una condena de 6 años y 11 meses de presidio. Se espera que Delúbio Soares, ex tesorero del PT y quien enfrenta una sentencia de 8 años y 11 meses de prisión, se entregue también.

Genoino, quien llegó a la sede de la policía en Sao Paulo pero no habló con los periodistas, fue condenado a por corrupción activa y la formación de un grupo para la compra de apoyo político.

Un portavoz de la policía federal dijo que los detenidos serían llevados en avión a la capital Brasilia durante el fin de semana para comenzar a cumplir sus condenas, que en algunos casos involucran sólo reclusión nocturna.

Si bien el juicio concluyó el año pasado, la corte sólo comenzó a imponer ahora las primeras de las sentencias por crímenes que van desde corrupción a chantaje y lavado de dinero.

El escándalo de pagos de favores políticos estalló en 2005, después de que un aliado del Partido de los Trabajadores, que también está entre los condenados, denunció los hechos, que involucraban pagos mensuales a los legisladores a cambio de apoyo en el Congreso.

A pesar de las demoras, al común en un país con un sistema judicial notoriamente lento, las condenas de prisión son aplaudidas por muchos brasileños debido a que son consideradas una señal de al menos avance parcial en el cambio de una cultura que por largo tiempo toleró la corrupción.

Junto a los malos servicios públicos y una débil economía, el disgusto con la corrupción fue uno de los muchos factores que llevaron a cientos de miles de brasileños a las calles en una serie de protestas masivas en junio.

Aunque las protestas han disminuido, las manifestaciones continúan y posiblemente recuperarán fuerza antes de las elecciones presidenciales de octubre, especialmente cuando la atención mundial esté sobre el país como organizador de la Copa Mundial de fútbol en junio y julio.

La presidenta Dilma Rousseff, quien se espera que busque la reelección, no ha sido afectada por las condenas debido a que ella asumió la presidencia cinco años después de que surgió el escándalo y fue considerada clave, al igual que el sucesor de Dirceu como jefe de gabinete de Lula, para restaurar el orden en el gobierno.