Actualizado 28/10/2013 17:04

ACTUALIZA 1-Gobierno argentino asegura no quedó debilitado tras derrota electoral

(Agrega alza en los títulos publicos, cita analista)

Por Alejandro Lifschitz

BUENOS AIRES, 28 oct, 28 Oct. (Reuters/EP) -

- El Gobierno argentino aseguró el lunes que no está en riesgo su capacidad de administrar el país, un día después de sufrir una dura derrota en unos comicios legislativos que dejaron a la convaleciente presidenta Cristina Fernández sin chances de reelección y dieron inicio a una compleja transición política.

Pero, la derrota electoral y la ausencia de la mandataria mientras se recupera de una cirugía en el cráneo llenaron de incertidumbre el panorama político en el país.

La coalición que respalda a Fernández perdió el domingo en los principales distritos del país, incluida la clave provincia de Buenos Aires, mostrando el descontento de los votantes por la alta inflación, una prohibición para ahorrar en moneda extranjera y la creciente inseguridad.

Funcionarios oficiales le restaron dramatismo al resultado de las elecciones, destacando que el Gobierno y sus aliados seguirán manteniendo la ajustada mayoría que les permite tener quórum propio en el Congreso.

"(Esto) nos da una fortaleza legislativa importante para culminar con este mandato de cuatro años que tiene la presidenta Cristina Fernández de Kirchner", dijo a una radio el ministro de Defensa, Agustín Rossi.

Pero hay analistas que esperan que el Gobierno empiece a perder aliados y algunos diputados oficialistas comiencen lentamente a emigrar hacia bloques opositores, dentro del habitual ejercicio local de transfuguismo político cuando un mandatario no tiene posibilidades de ser reelegido.

La ausencia de Fernández, mientras se recupera de una cirugía que le realizaron hace tres semanas para drenarle un hematoma cerebral, genera dudas sobre la gobernabilidad del país en el corto plazo. Su hijo dijo el domingo que no sabía cuándo volverá a asumir sus funciones aunque sus médicos le prescribieron licencia hasta la próxima semana.

El vicepresidente Amado Boudou asumió temporalmente la jefatura del Estado. Pero su poder es simbólico y el gabinete comenzó a exteriorizar una puja interna sobre quién debe tomar las decisiones ante la ausencia de Fernández, especialmente las económicas.

La mandataria, que también sufre una afección cardíaca de la que no se tienen muchos detalles, profesa un estilo de Gobierno en el que ella concentra todas las decisiones.

"Nadie sabe dónde esta el poder hoy, quién lo tiene. Ahora el eje de gobernabilidad en el corto plazo pasa por saber cuándo vuelve la presidenta y por dónde pasa el eje del poder hoy", dijo la analista política Mariel Fornoni.

Un puñado de ministros y altos funcionarios con visiones disímiles que van desde el nacionalismo económico hasta el libremercadismo son los encargados de asesorar a la mandataria en economía.

La lista incluye al Ministro de Economía, Hernán Lorenzino; su viceministro Axel Kicillof; el poderoso secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno; el jefe del ente recaudador, Ricardo Echegaray; y la presidenta del Banco Central, Mercedez Marcó del Pont.

CAMINO AL 2015

Los resultados marcaron el inicio de una transición hasta las presidenciales del 2015, que se prevé estará signada por pujas entre los aspirantes a suceder a Fernández y el deterioro de la economía, asfixiada por una inflación del 25 por ciento anual, una baja inversión por el intervencionismo del Gobierno y el malhumor de los ahorristas con el control de cambios.

La debilidad del Gobierno puede limitar el margen de maniobra de Fernández para dictar las medidas que necesita la economía en el corto plazo para evitar una crisis cambiaria.

Argentina atraviesa por una sequía de divisas debido a que un tipo de cambio artificialmente elevado por la inflación golpeó la competitividad y las exportaciones, y el control de cambios ahuyentó la inversión, dejando al país con menores ingresos de de dólares.

Los candidatos a la Cámara de Diputados y Senadores del Gobierno peronista y sus aliados obtuvieron cerca del 33 por ciento de los votos a nivel nacional, una caída de más de 20 puntos porcentuales respecto de los que obtuvo Fernández cuando fue reelecta en el 2011.

En la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito del país, el popular alcalde de la ciudad de Tigre, Sergio Massa, venció ampliamente al candidato apadrinado por Fernández.

Massa, que representa a un sector del peronismo crítico del Gobierno y que impulsa medidas amistosas con los mercados, quedó posicionado como un potencial candidato a la presidencia.

La derrota de Fernández y la expectativa de que podría verse obligada a tomar políticas menos intervencionistas en el último tramo de su mandato dispararon los bonos y las acciones argentinas.

Fernández y sus socios lograron de todas maneras mantener el control del Congreso porque retuvieron los escasos escaños que pusieron en juego. En las elecciones se renovaron un tercio de los 72 senadores y la mitad de los 257 diputados.

Sin embargo, el oficialismo no podrá conseguir el apoyo de dos tercios de los senadores y diputados necesarios para abrir un debate constitucional al que aspiran aliados de Fernández. La carta magna prohíbe a un mandatario gobernar por tres períodos consecutivos.

"El peronismo logró mantener el control legislativo (...) Puede garantizarle a los argentinos la continuidad democrática", dijo el diputado oficialista Carlos Kunkel, uno de los legisladores que había expresado que Fernández debía poder competir por un tercer mandato.

El oficialismo también perdió por amplio margen en los otros cuatro distritos más poblados del país: Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires.