Publicado 06/06/2016 21:12

¿Aumentará la cifra prevista para la reconstrucción tras el terremoto de Ecuador?

Edificio destruido por el terremoto en Pedernales (Ecuador)
GUILLERMO GRANJA / REUTERS

   QUITO, 6 Jun. (Notimérica) -

   La necesidad de concienciar a la sociedad sobre la vulnerabilidad del terreno en Ecuador ha sido manifestada por dos técnicos de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe de las Naciones Unidas, los cuales coincidieron en pronunciarse para evitar situaciones como el último terremoto de magnitud 7,8 que sacudió Ecuador el pasado 16 de abril.

   El oficial de Asuntos Sociales de la sede subregional de CEPAL en México, Humberto Soto de la Rosa, y el coordinador de la Unidad de Desarrollo Sostenible y Desastre del organismo internacional, el venezolano Omar Bello, trabajaron junto con profesionales de entidades internacionales, y la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) solo pocos días después del terremoto en la cuantificación de los daños.

   El informe que se presentó esta semana en Quito valoró el gasto de la reconstrucción en 3,344 millones de dólares, sin embargo, según Bello, esta cifra "va a aumentar" ya que la valoración efectuada es "una estimación piso". El 19 de abril, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, estimó entre 2.000 y 3.000 millones de dólares el coste de la reconstrucción.

   "La cifra puede diferir mucho más de lo que dijo el Presidente porque, hay que estar claros, hasta ahora lo que costeamos eran planes de reconstrucción que van en camino, pero, efectivamente, los planes de reconstrucción definitivos, aún no están listos", explicaba el técnico en una entrevista a la agencia 'Andes'.

   Soto declaró que la evaluación que ellos realizaron se basó en los parámetros de daños, pérdidas y costes adicionales, y que no tomó como base la proyección que realizó el mandatario. Para aquellos que critican la suma del coste de la reconstrucción, Bello recordó que la cifra relevante es que hay 663 muertos y 80.000 desaparecidos.

   Según Soto las afectaciones se debieron a que las construcciones eran más vulnerables en ciertos sectores, como por ejemplo edificaciones cercanas a las costas, con materiales de mala calidad, considerados inadecuados para el tipo de zona en la que se encontraban, o la ubicación en zonas urbanas donde el suelo no era tan sólido.

   Bello confirmó que los daños en Manta y Portoviejo están concentrados y que llamaba su atención la condición del suelo, con unas estructuras viejas e informales a lo largo de la zona. Además, se encontraron con estructuras donde había casas de dos pisos a las que se les había agregado más plantas.

   El técnico hizo hincapié en que se requiere una supervisión bastante fuerte para que estas situaciones no se repitan, considerando que en América Latina existen riesgos al estar ubicados sobre placas tectónicas en choque constante.

   En cuanto a la memoria sísmica, Soto recalcó en la necesidad del conocimiento de ésta, ya que explicó que hay países que no han sufrido un terremoto desde hace mucho tiempo, lo que produce que en el momento en que se presenta uno, no están debidamente preparados.

   Éste expuso que las afectaciones de un terremoto como el registrado en Ecuador se deben a una combinación entre la vulnerabilidad (existente en la población y por las características de la construcción) y el nivel de amenaza de un sismo o fenómeno natural.

   Bello explicó que cuando se habla de desastre se hace referencia a una condición que combina una vulnerabilidad con una amenaza natural. En Chile, por ejemplo, ya hay terremoto pero no desastre, dijo éste en referencia al sismo de magnitud 8,4 de 2015, donde se registraron 15 muertos.

   Omar Bello indicó que fundamentalmente el terremoto es la amenaza natural, y el desastre la amenaza natural combinada con una vulnerabilidad construida. Éste recalcó que terremoto y desastre no son sinónimos y resaltó que "nosotros evitamos usar la palabra desastre natural, porque para nosotros un desastre no es natural ocurre porque teníamos una amenaza natural combinada con mala construcción, por ejemplo. Entonces, la mala construcción no es algo natural, hablamos del desastre a secas".

   Tras un terremoto, los aspectos que importan son la intensidad, el tipo de suelo y la vulnerabilidad, aspecto en el que no solo se toma en cuenta la vulnerabilidad del suelo, sino el aspecto social (pobreza), afirmaba Bello. El sistema de gestión de riesgos es otro tema importante, dijo el mexicano Soto, ya que si la población supiera actuar durante el fenómeno de un terremoto, se producirían menos daños.

   En cuanto a la parte legal, la última norma ecuatoriana de la construcción se ajusta a estándares internacionales. Sin embargo, las edificaciones colapsadas en el terremoto fueron construidas antes y se pudo constatar, como se mencionó anteriormente, que habían sido modificadas agregando pisos a la estructura del diseño original.

   "Hay que evitar que la gente construya sus tumbas. Si nosotros dejamos que prolifere la construcción informal lo que se está permitiendo es que la gente construya sus tumbas", sentenció Bello.

   "Desde las mismas personas. La población tiene que estar consciente que al construir una vivienda que no cumple ciertas normas está poniendo en riesgo a su familia y a las familias de las personas que viven cerca", opinó Soto. Además, añadió que los gobiernos tienen la responsabilidad de fiscalizar que se cumplan las normas.

   Omar Bello hizo una recomendación a los ciudadanos en la que les aconsejó que pidan información sobre protocolos o códigos de evacuación en los colegios de sus hijos, para al menos intentar colaborar en lo posible.