Publicado 03/04/2015 17:06

Ayatolá Khamenei expresa cautela ante marco de acuerdo que restringe programa nuclear Irán

Por Parisa Hafezi

LAUSANA, Suiza, 3 abr, 3 Abr. (Reuters/EP) -

- Irán y Occidente no podrían haber alcanzado un marco de acuerdo que limita el programa nuclear de Teherán sin el apoyo del líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, que cedió en su profunda desconfianza hacia Estados Unidos con la perspectiva de poner fin a décadas de aislamiento de la república islámica.

Irán y las potencias mundiales anunciaron el jueves los términos iniciales de un futuro acuerdo que podría regular el programa nuclear de Teherán por al menos una década, un paso hacia un pacto definitivo que busca dejar atrás 12 años de provocaciones, amenazas y confrontación.

Pese a que los esfuerzos para normalizar las relaciones con el mundo exterior fueron liderados por el presidente Hassan Rouhani, bajo el sistema político de Irán la máxima autoridad en el país es Khamenei.

Pese a que en público manifestó su opinión de que las negociaciones colapsarían, Khamenei le entregó a Rouhani un respaldo político vital para seguir con el diálogo, contra los intereses de los opositores dentro de Irán.

Khamenei llegó a ser líder supremo en 1989 tras la muerte del ayatolá Ruhollah Khomeini, que lideró la revolución para derrocar al Shah diez años atrás.

Pese a que no tenía el carisma y la autoridad de Khomeini, Khamenei se ha mantenido 25 años en el poder, equilibrando los intereses de numerosas facciones.

Al permitir un acuerdo con quienes considera sus enemigos, Khamenei da un paso similar al de su predecesor con el alto al fuego de 1988 con Irak tras una guerra de ocho años, acuerdo que Khomeini comparó en ese tiempo con "beber una copa de veneno".

EFECTO DE LAS SANCIONES

Las sanciones económicas han dañado a Irán por décadas, especialmente durante los últimos tres años, cuando el endurecimiento a las penas que aplicaron Estados Unidos y la Unión Europea redujeron drásticamente los envíos de petróleo al exterior, que son la base de su economía.

Durante todo ese tiempo, Khamenei promovió la idea de una "economía de resistencia" y defendió el programa nuclear de Teherán como un símbolo de soberanía que nunca podría abandonar a cualquier costo.

Sus discursos todavía están cargados con denuncias contra el "Gran Satán" -Estados Unidos-, pero cuando Rouhani fue elegido por una amplia mayoría, el clérigo le dio su bendición para las negociaciones.

Es posible que, ante el aumento de la presión internacional, el líder supremo se haya convencido de que la colaboración internacional era la mejor opción para la república islámica, pese a que en sus discursos dijera lo contrario.

Aun mientras las negociaciones entraban en su tramo final, Khamenei recalcaba continuamente que él esperaba que fracasaran.

Las negociaciones eran una distracción, decía, un velo que disimulaba la enemistad implacable de Estados Unidos.

"Saben que no buscamos desarrollar armamento nuclear, pero lo usan como excusa para oprimir al pueblo iraní", dijo en un discurso el mes pasado, ante los gritos de "Muerte a Estados Unidos" de la multitud.

En marzo, cuando senadores republicanos escribieron una carta a Irán advirtiendo que podrían limitar cualquier acuerdo que lograse el presidente Barack Obama, Khamenei tomó esas palabras como evidencia adicional de la futilidad de las negociaciones.

Pero diplomáticos especulan que Khamenei y otras figuras conservadoras se plegaron a las gestiones de Rouhani en gran medida por el fuerte mandato electoral del presidente para la cooperación internacional y por el enojo público tras años de malos manejos económicos.