Publicado 20/04/2015 18:04

Bajos precios del cobre cobran importancia en negociaciones salariales

Por Josephine Mason

SANTIAGO, 20 abr, 20 Abr. (Reuters/EP) -

- Cuando el presidente ejecutivo de la chilena Antofagasta, Diego Hernández, subió al escenario en la mayor conferencia mundial de cobre la semana pasada, habló sobre los riesgos que las mineras enfrentan por los altos salarios de los trabajadores en Sudamérica debido a la escasez de personal y el poder de los sindicatos

Pero lo que no mencionó en el evento CRU/CESCO en Santiago fue la amenaza más grave e inmediata que muchos de sus rivales enfrentan: la ronda de negociaciones de contratos más extensa desde el 2011 y probablemente la más controvertida en años, en momentos en que la caída del cobre y los recortes de costos están tensando las relaciones entre trabajadores y operadores.

El mercado del cobre parece ser peligrosamente indiferente a la amenaza planteada por las negociaciones de contratos de este año en minas que incluyen a una de las mayores del mundo, Grasberg en Indonesia, y a Antamina, la más grande de Perú, con el riesgo de una presión alcista en el mercado si los trabajadores van a huelga, según analistas.

"Creo que las personas están asumiendo que con el cambio en el mercado, esto va a significar automáticamente que los sindicatos serán más flexibles. (...) Pero podría ser una situación muy difícil", dijo Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de la consultora minera con sede en Santiago Plusmining.

El año pasado, Antofagasta firmó contratos por cuatro años en sus minas de todo Chile, incluyendo aumentos salariales y bonos en efectivo.

Pero el resultado de las negociaciones en Antamina y en Grasberg, donde los contratos expiran en julio y septiembre, respectivamente, y el malestar laboral ya han paralizado la producción recientemente y podrían marcar la pauta para el sector este año.

Los accionistas mayoritarios de Antamina son Glencore y BHP Billiton, mientras que Grasberg, que sido afectada por agitación laboral en los últimos años, es controlada por Freeport McMoRan Inc.

Poco más de dos meses antes del inicio de las negociaciones, el sindicato que representa a la mayoría de los 2.860 trabajadores de Antamina dijo que no va a recortar sus demandas por la caída del precio del cobre.

"Hay una tendencia a dramatizar diciendo que los precios son bajos (...) Pero ellos (Antamina) todavía son rentables", dijo a Reuters Jorge Juárez, secretario general del sindicato Sutracomasa.

Según los estándares históricos, los precios de alrededor de 6.000 dólares por tonelada no son bajos, dijo. Hace diez años, los precios estaban en torno a 3.500 dólares por tonelada.

Sin embargo, en una señal de que las negociaciones pueden ser más complicadas que en años anteriores, Juárez dijo que podría proponer un convenio colectivo de un año, en lugar de los tres habituales.

Para la empresa, cuyas ganancias han sido mermadas por las condiciones débiles del mercado, los precios más bajos "definitivamente influirán" en las negociaciones, dijo un portavoz de la mina.

Los accionistas no quisieron hacer comentarios y derivaron a Reuters al operador de la mina. BHP Billiton y Glencore tienen un 33,75 por ciento de participación, mientras que Teck Resources Ltd cuenta con un 22,5 por ciento, y Mitsubishi Corp posee un 10 por ciento.

Freeport, Southern Copper y Teck, que tienen minas cuyos contratos laborales están próximos a expirar, prefirieron no hacer comentarios para este artículo.

NEGOCIACIONES POTENCIALMENTE EXPLOSIVAS

Hace cuatro años fue la última vez en que se renegoció un número tan grande de contratos. En esa ocasión, los trabajadores de las mayores minas mundiales de cobre, en Chile, Perú e Indonesia, paralizaron sus labores exigiendo una mayor tajada de los ingresos cuando los precios récord del metal cotizaban alrededor de los 10.000 dólares por tonelada.

Miles de trabajadores de Codelco realizaron una huelga en toda la compañía, la primera en casi dos décadas, mientras que protestas de ocho días paralizaron la producción en Grasberg y los mineros de Escondida, la mina más importante del mundo, protestaron un día por sus salarios.

Las estimaciones varían en la cantidad de cobre que se perdió debido a los reclamos laborales, pero los cortes ayudaron a impulsar los precios de nuevo hacia los 10.000 dólares por tonelada.

Este año, el escenario es totalmente diferente: los precios están cayendo a mínimos de seis años de alrededor de 6.000 dólares por tonelada, una cuarta parte de las minas en el mundo son poco rentables, los mineros están reduciendo costos y la demanda de China, el mayor consumidor del mundo, se está desacelerando.

En Chile, que produce un tercio del cobre del mundo, los mineros están preocupados por la reforma laboral propuesta por el gobierno socialista de la presidenta Michelle Bachelet, que tiene por objeto modernizar las negociaciones de contratos colectivos y fortalecer los sindicatos, dijo Guajardo de Plusmining.

Aun así, el descontento sigue siendo alto entre los trabajadores que buscan una mayor porción del auge económico que duró una década y que estuvo impulsado por los altos precios del cobre.

Esto podría ser un insumo para que conversaciones potencialmente explosivas se prolonguen más de lo normal por la resistencia de las empresas a las demandas sindicales, dijo el analista de Standard Bank, Leon Westgate.

En el pasado, las negociaciones salariales de Antamina han durado más de cinco meses, dijo el portavoz.

Las negociaciones también podrían ser un punto crítico para el nervioso mercado del cobre en que la oferta y la demanda están en un equilibrio delicado, dijo Dane Davis, analista de mercado de materias primas de Barclays.

"Las negociaciones son especialmente importantes este año. Si vemos interrupciones (en la producción) podría llevar al mercado a déficit y ser un fuerte impulso para los precios", dijo.