Actualizado 29/08/2015 03:37

Brasil debería llevar a cabo una nueva subida de impuestos para cumplir con la meta fiscal en 2016

BRASILIA, 29 Ago. (Reuters/EP) -

Brasil no cumplirá su meta de ahorro fiscal en 2016 a menos que el Congreso apruebe un nuevo impuesto a las transacciones financieras que es rechazado por el sector privado, según ha dicho este viernes a la agencia Reuters un funcionario de alto rango del Gobierno.

El miembro del equipo económico de la presidenta Dilma Rousseff, quien solicitó no ser identificado, ha reconocido que el Gobierno ya hace frente a problemas para cumplir sus metas fiscales de este año.

"Sin este impuesto no cumpliremos nuestra meta fiscal para el 2016", ha reiterado el funcionario. "Cuando todos vean los números y lo que estamos haciendo para limitar el gasto, entenderán que esta es la única alternativa que tenemos", ha agregado.

El Gobierno enviará el lunes al Congreso un proyecto de ley para restablecer un impuesto de un 0,38 por ciento a las transacciones financieras, conocido como CPMF, para recaudar cerca de 68.000 millones de reales (18.990 millones de dólares) al año y así cerrar la brecha fiscal del país.

La meta de superávit presupuestario primario del gobierno central, los ahorros antes del pago de intereses de deuda, es de 34.000 millones de reales para el 2016.

La propuesta fue duramente criticada por legisladores de alto rango en el Congreso y por líderes empresariales que sostienen que el impuesto sólo presionará a una economía que ya atraviesa por una recesión.

Además de la propuesta de aumento de impuestos, el Gobierno presentará su proyecto de ley de presupuesto de 2016, que recortará levemente los gastos no obligatorios, según explicado el funcionario.

"El Gobierno está haciendo un gran esfuerzo", ha agregado el funcionario, que está involucrado directamente en las decisiones de política fiscal. "No hay más espacio para recortes", sostiene. Cerca de un 90 por ciento del gasto general de Brasil está destinado por ley al pago de pensiones, salud y educación.

La economía brasileña se contrajo un 1,9 por ciento en el segundo trimestre, sumiendo al país en una recesión que ha diezmado la popularidad de Rousseff. Muchos economistas creen que Brasil no verá señales de recuperación hasta bien avanzado el 2016.