Actualizado 22/07/2013 23:28

Campo petrolero Vaca Muerta obliga a Argentina a suavizar nacionalismo económico

Por Karina Grazina


BUENOS AIRES, 22 Jul. (Reuters/EP) -

- La oposición política en Argentina lo calificó de ruinoso para el país y hasta algunos deslizaron que pone en riesgo la soberanía energética.

Pero, las concesiones que realizó la semana pasada el Gobierno para que la petrolera estatal YPF selle un acuerdo con Chevron para la primera gran inversión en un megacampo patagónico que atrae la atención mundial eran inevitables para un país que genera desconfianza por su nacionalismo económico, según fuentes del sector energético.

El acuerdo fue también el primero entre YPF y un grupo extranjero luego de que su nacionalización en mayo del año pasado alertó a la comunidad internacional sobre los riesgos de hacer negocios con Argentina. La española Repsol, a quien el Estado le expropió el 51 por ciento de la petrolera, aún espera una compensación por parte del país sudamericano.

Para allanar el camino al arreglo, la presidenta Cristina Fernández aceptó suavizar un férreo control de cambios, reducir a cero los aranceles para importación de maquinaria de perforación y hasta extender el plazo de la concesión.

YPF acordó ceder a Chevron el 50 por ciento de una concesión de 96.000 acres en Vaca Muerta. La compañía estadounidense desembolsará en una primera etapa 1.240 millones de dólares para ingresar al joint venture y perforar 100 pozos de crudo en un área con una superficie de 5.000 acres.

"Este es un acuerdo prometedor para YPF, considerando los desafíos que ha enfrentado el sector del 'upstream' (exploración y producción) durante el año pasado", dijo a Reuters la consultora Wood Mackenzie.

La formación, que se extiende mayormente en la provincia de Neuquén, podría albergar una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo, y es la gran apuesta del Gobierno peronista para frenar la caída de las reservas y que Argentina recupere el autoabastecimiento energético.

En plena campaña electoral para unas elecciones legislativas en octubre, la oposición amenazó con anular el acuerdo en el Congreso.

"El Estado se pone de rodillas para ver si trae a alguien a que invierta acá", se quejó Federico Sturzenegger, un economista que es candidato a diputado por una agrupación de centroderecha.

El martes pasado, mientras las petroleras firmaban su acuerdo, grupos de izquierda rodeaban la sede central de YPF en Buenos Aires y decenas de indígenas mapuches tomaban dos torres de perforación en el sur del país en protesta.

Pero, en un país donde las empresas no quieren llevar sus capitales porque cuestionan el cambio constante de las reglas de juego es imposible pensar en un acuerdo menos benevolente para el inversor.

"Argentina sí o sí tiene que ir adelante con el (petróleo) no convencional, lamentablemente en un contexto pésimo, y cuando un país no es creíble, hay que entregar más", dijo un consultor del sector petrolero bajo condición de anonimato.

El Gobierno, que controla desde las exportaciones de granos al precio de alimentos, ha mantenido un férreo control sobre el sector de hidrocarburos tras la nacionalización de YPF.

Pero, en un cambio de rumbo, publicó el lunes pasado un decreto aceptando que las petroleras con planes de inversión de al menos 1.000 millones de dólares en cinco años vendan al exterior, libre de impuestos, el 20 por ciento de su producción de crudo o gas natural.

Con sus reservas languideciendo y la demanda en alza, el país sudamericano apenas exporta crudo de baja calidad que no puede ser refinado localmente, mientras que no permite los envíos al exterior de gas natural, del que se convirtió en un importador global.

Las petroleras también podrán quedarse con las divisas generadas por la exportación, lo que está prohibido para todos los sectores económicos por un control de cambios establecido a finales del 2011 para frenar una fuga de capitales y que analistas aseguran desincentiva la inversión extranjera.

En su acuerdo, YPF también aceptó recurrir a los tribunales extranjeros en caso de un diferendo con Chevron, una concesión impensable hasta hace poco para un país que lleva una casi década peleándose en tribunales de Estados Unidos y Europa con acreedores que lo demandaron por su cesación de pagos en el 2002.

AVANZA DESARROLLO DE VACA MUERTA

El presidente de YPF, Miguel Galuccio, ha asegurado que la empresa puede enfrentar financieramente el desarrollo de Vaca Muerta y que tiene un plan B en caso de que no lleguen las inversiones extranjeras previstas. Pero, analistas aseguran que los capitales externos son cruciales.

"Este acuerdo le da a YPF un respiro para hacer una inversión y ver si tiene oportunidad de mostrar que esto es explotable. Si ellos pueden demostrar que Argentina tiene los recursos y esos recursos se pueden transformar en reservas, eso va a lograr la afluencia de otros capitales extranjeros", dijo un especialista del sector.

Hasta ahora, la petrolera viene dando pasos modestos pero sólidos en Vaca Muerta: perforó un total de 100 pozos de petróleo no convencional, de los cuales 90 están en producción, tres veces más de lo que suman todo el resto de las empresas con negocios en el megacampo.

Tiene 15 equipos de perforación trabajando, lo que representa el 70 por ciento de la cantidad total disponible en el mercado y el triple de lo que tenía un año atrás. Hacia octubre espera tener 20, con los que operará durante los próximos seis o siete años.

En una segunda fase, el acuerdo con Chevron incluye la perforación de unos 1.500 pozos para alcanzar una producción de 50.000 barriles de petróleo diarios en el área total concesionada y 3 millones de metros cúbicos de gas asociado.

Hoy esa misma zona produce unos 10.000 barriles de petróleo no convencional.

Para poder evacuar la mayor producción, YPF está empezando a hacer la ingeniería para un nuevo oleoducto de unos 80 kilómetros, con un costo de entre 50 millones y 80 millones de dólares.

Según la Administración de Información de Energía (EIA) de Estados Unidos, Argentina tiene 802 billones de pies cúbicos de gas no convencional y 27.000 millones de barriles de petróleo alojados mayormente en Vaca Muerta, una formación que se extiende sobre unos 7,4 millones de acres. YPF tiene intereses sobre 3 millones de acres netos.

De acuerdo con estos datos, Argentina tendría los segundos mayores recursos mundiales de gas no convencional y los cuartos de petróleo.