Actualizado 06/09/2009 18:43

Cinco años después, herida ataque Beslán siguen abierta

Por Kazbek Basayev

BESLAN, Rusia (Reuters/EP) - Kristina Atayeva, con su cabello negro en una coleta tirante y múltiples caravanas, podría ser una adolescente cualquiera, pero sus dolores de cabeza, ojos irritados, presión alta y el dolor en los riñones que sufre son más comunes en una persona cuatro veces mayor.

La joven, dos hermanas y su madre Anzhela se encontraban entre 1.000 niños y padres que fueron tomados como rehenes por separatistas chechenos en el primer día de escuela el 1 de septiembre del 2004.

Luego de tres días de asedio, las fuerzas rusas irrumpieron en la escuela y algunos de los rebeldes se inmolaron en el momento. Un total de 333 rehenes, más de la mitad niños, murieron en el caos siguiente y cientos resultaron heridos.

Otros 72 sufrieron lesiones tan graves que quedaron discapacitados, y cinco años después, los padres de esas víctimas y de los que resultaron heridos dicen que el Gobierno, al que culpan en parte por la confusión y el alto número de muertos, no ha hecho lo suficiente para ayudarlos.

Anzhela recibe un estipendio gubernamental de 6.000 rublos mensuales (unos 188 dólares) además de su salario de 5.500 rublos para cuidar a su hija de 14 años.

En total, es menos del salario mensual promedio del país.

"Con esto intento sostener a mis hijos, pero apenas podemos sobrevivir", dijo Anzhela a Reuters Television.

"Vamos al médico prácticamente todos los días. Aún tengo pesadillas", contó Anzhela, secándose las lágrimas bajo la débil luz de una bombita en su cocina con pocos muebles.

Diana Murtazova, de 15 años, sufrió fracturas de cráneo cuando las tropas invadieron la escuela y ahora está inválida.

Su madre, Fatima Tsagarayeva, dice que su hija tiene terror de quedarse sola y nunca podrá trabajar.

"Obviamente que no es suficiente", afirmó Tsagarayeva refiriéndose a los 4.500 rublos al mes que recibe por la discapacidad de su hija.

Todavía continúa una investigación sobre lo sucedido en Beslán y funcionarios no estaban disponibles para comentar sobre cuándo finalizará la pesquisa.

Ningún funcionario ruso renunció o fue destituido.

Las Madres de Beslán, una de las dos asociaciones establecidas por los familiares de las víctimas, se reunieron con el entonces presidente Vladimir Putin un año después del ataque, visita en la que el ahora primer ministro dijo que ningún país podía proteger totalmente a sus ciudadanos del terror, aunque añadió que eso no justificaba la negligencia de los funcionarios involucrados.

SINONIMOS DE HORROR

Las autoridades rusas construyeron nuevos parques y escuelas, pero los familiares de las víctimas dicen que los problemas son más profundos.

Rayos de luz se cuelan por el techo del gimnasio, donde los niños y sus padres debieron beber su propia orina durante el sitio mientras el Gobierno intentaba urdir un plan de escape.

Entre los escombros del gimnasio hay juguetes de peluche y fotografías de las víctimas. Al pie de varias imágenes se leen los mismos apellidos, una muestra de que familias enteras desaparecieron en el ataque.

Beslán, alguna vez un tranquilo pueblo de 35.000 personas en Osetia del Norte, en la frontera con Chechenia donde Rusia luchó dos guerras contra separatistas, se convirtió en sinónimo del horror y sus residentes dicen que aún viven con miedo.

Pese a que ataques bien planeados como el de Beslán no han sucedido en varios años, una serie de atentados suicidas con bomba y contra las fuerzas de seguridad en la región realizados recientemente acabaron con los años de relativa calma.

La semana pasada, líderes de la región del Caúcaso Norte advirtieron al presidente ruso, Dmitry Medvedev, de que toda la zona ha caído en el extremismo islamista.

Ella Kesayeva, quien perdió a su sobrina y cuñado en el ataque y que dirige la organización Voces de Beslán, apeló a la Corte Europea de Derechos Humanos tras darse por vencida con la justicia de su propio país.

"El Estado decidió darle amnistía a la policía, perdonarlos, y pensamos que es injusto", dijo Kesayeva.

"No se aprendieron las lecciones (de Beslán), los culpables no fueron castigados. El sistema que llevó a la tragedia de Beslán aún está intacto", añadió.