Actualizado 29/11/2018 14:52

La guerra comercial de EEUU y las tensiones entre las grandes potencias marcarán el G20 de Argentina

U.S. President Donald Trump talks with Argentina's President Mauricio Macri duri
REUTERS / CARLOS BARRIA

   MADRID, 29 Nov. (OTR/PRESS) -

   Arranca la cumbre de líderes del G20 en Buenos Aires con el telón de fondo que marca el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

   Y es que su agenda de reuniones con los líderes de Rusia y China, así como la posible 'guerra comercial' si no hay acuerdo con el gigante asiático, son las claves de esta reunión de líderes en la capital argentina donde se reúnen las 20 economías más potentes del planeta.

   La cumbre se anticipa tensa debido, sobre todo, a la crisis abierta entre Rusia y Ucrania desde este domingo y a la visita del heredero de Arabia Saudí Mohammed bin Salmán, que está desde el 2 de octubre el foco de la polémica internacional tras el asesinato del periodista Yamal Jashogi.

   La incredulidad de Trump respecto al cambio climático, pese a los informes alarmantes publicados esta misma semana, y la amenaza de que las conversaciones entre el presidente chino Xi Xinping y Trump durante este encuentro no lleguen a buen puerto, podrían hacer fracasar esta cumbre y que acabara en más división y tensión internacional de la que había al inicio de la reunión.

   El magnate ha amenazado con aumentar los aranceles e imponer otros nuevos si no hay un acuerdo con Xi, lo que supondría una nueva escalada en la guerra comercial que protagonizan desde hace meses las dos mayores potencias económicas del mundo, y que tendría graves consecuencias para la economía mundial.

   Los expertos no esperan que el encuentro Trump-Xi acabe con las tensiones entre las dos mayores economías del planeta. Pero estiman que sería una buena señal de cara al futuro y un aliento positivo para los mercados bursátiles.

   La cuestión comercial no se detiene en qué pasará entre ambos mandatarios, sino que Estados Unidos hará un movimiento significativo en el marco de esta cumbre, al firmar el nuevo tratado comercial con México y Canadá, que reemplaza al NAFTA o TLCAN, rechazado por Trump después de 24 años de vigencia.

   Y aunque el personaje a evitar por casi todas las delegaciones diplomáticas es el príncipe saudí, tampoco se espera que el presidente ruso Vladimir Putin reciba una cálida bienvenida tras los últimos pasos dados contra Ucrania.

   Pese a que Trump había sugerido la posibilidad de cancelar el encuentro con Putin a raíz de la interceptación de barcos ucranianos cerca de la península de Crimea, el Kremlin ha confirmado que ambos líderes se reunirán en los márgenes de la cumbre del G20 el próximo sábado, 1 de diciembre.

   Una fuente conocedora del programa ha explicado a la agencia de noticias Sputnik que "habrá una comunicación cara a cara, para la que se reservan unos 20 minutos de momento". Entre los temas que figurarán sobre la mesa están Siria, Irán, Corea del Norte y otros asuntos de la actualidad internacional.

   Trump volverá a medir fuerzas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien pretende incluir en los primeros puntos de la agenda del G20 el calentamiento global, antes de la conferencia climática COP24 del 2 de diciembre en Polonia.

   El republicano es un feroz detractor del concepto de cambio climático y ya retiró a su país de los acuerdos ambientales de París en junio de 2017, poco después de llegar a la Casa Blanca.

   Para el magnate, las consecuencias del calentamiento global y del cambio climático son secundarias. Ha dicho sin pestañear que no se cree los informes emitidos por 13 agencias federales de su país y tampoco el último documento de Naciones Unidas que alertan sobre esta cuestión.

   Macron, por su parte, aspira a ser el líder mundial que encabece la lucha medioambiental y la defensa del planeta. Por eso, y con dos visiones tan opuestas, el choque, al menos dialéctico e intelectual, entre ambos dirigentes es casi algo más que previsible.

   También será la primera vez que un primer ministro británico, en este caso Theresa May, pise suelo argentino después del conflicto bélico que enfrentó a las dos naciones en 1982 por la soberanía de las Islas Malvinas.

   Por su parte, Argentina, país anfitrión de la cumbre de líderes, quiere apostar por impulsar su imagen internacional, a pesar de sus graves problemas económicos y en los mercados financieros.

   El Gobierno de Mauricio Macri quiere que la reunión y la imagen que se brinde del país anime la confianza de los inversores y que den un respiro a los problemas de empleo y de pobreza que golpean su prestigio, duramente golpeado en los últimos días por las imágenes de violencia durante la final de la Copa Libertadores, que tuvo que suspenderse tras los graves incidentes que han dado la vuelta al mundo.

   Los bonaerenses se preparan para el cierre de los principales distritos comerciales ante la llegada de los líderes mundiales.

   El cierre de parte de la ciudad comenzará este jueves por la noche y se extenderá hasta el domingo, según han informado las autoridades argentinas, que han decretado festivo para el viernes.

   Los comerciantes y empresarios locales han expresado su molestia por tener que cerrar el viernes y el sábado. A su vez, los manifestantes en contra de la globalización están preparándose para manifestarse durante la cumbre.

   Las protestas han sido un denominador común en todos los G20. Manifestantes encapuchados se enfrentaron con la Policía alemana el año pasado en la localidad de Hamburgo, en el norte del país, donde incendiaron vehículos y destrozaron tiendas.

   El miércoles un grupo de manifestantes bloqueó parte de una de las principales calles de la ciudad, la Avenida 9 de julio, para protestar contra la gestión y los recortes del presidente, Mauricio Macri.