Actualizado 24/11/2011 22:52

Perú.- Cientos de personas en Cajamarca protestan contra un proyecto minero apoyado por Humala

LAGUNA CORTADA (PERÚ), 24 Nov. (Reuters/EP) -

Cientos de habitantes del departamento peruano de Cajamarca (norte) protestaban este jueves contra un millonario proyecto minero, desafiando la posición del Gobierno de Ollanta Humala, que apoya su ejecución, y obligando a la compañía estadounidense Newmont a suspender labores en su campamento.

Minas Conga, un proyecto de 4.800 millones de dólares (3.596 millones de euros), es considerado clave en la industria minera peruana, uno de los principales motores de la economía local, que es blanco de una ola de protestas sociales y laborales.

Manifestantes marchaban este jueves por la ciudad de Cajamarca o se agrupaban en las instalaciones de Minas Conga --a unos cien kilómetros-- hasta donde llegaban incluso a caballo, con cientos de policías y agentes de seguridad privada cuidando los vehículos y la maquinaria de la compañía.

Los habitantes de Cajamarca, que viven de la agricultura y la ganadería, retomaron así un paro indefinido en esa rica región para exigir la anulación del proyecto por temor a que la mina reduzca sus fuentes de agua.

Gregorio Santos, presidente de región de Cajamarca y líder de las protestas, afirmó a Reuters que la protesta se ha convertido en una "disputa por el agua" entre la población de la zona y la estadounidense Newmont, propietaria del proyecto de oro y cobre.

Humala, que asumió funciones en julio, aclaró la semana pasada que Perú requiere del proyecto para su desarrollo económico y social, pero con cambios en su ejecución que garanticen el respeto al Medio Ambiente y eviten conflictos sociales.

"Me niego a creer todavía que haya una traición (de Humala), considero que el presidente está en este momento presionado por el capital transnacional", dijo Santos, quien se dirigía a la manifestación cerca al campamento minero.

La protesta paralizaba el comercio, transporte y suspendió las clases escolares en la zona. El presidente de la Cámara de Comercio de Cajamarca, Jorge Vergara, indicó que la manifestación dejaría pérdidas de unos cinco millones de dólares (3,7 millones de euros).

Minas Conga, en la que también participa la empresa peruana Buenaventura, cuenta con un estudio de impacto ambiental aprobado por el Gobierno y, según los planes de la compañía, comenzaría a operar desde 2014.

El ministro del Interior, Oscar Valdés, advirtió de que, según datos de Inteligencia del Gobierno, podría haber infiltrados en la protesta, con armas de fuego, robadas por desconocidos hace unos días a una patrulla policial en el norte de Perú.

El expresidente peruano Alejandro Toledo (2001-2006) advirtió al Gobierno de Humala de que sería un "grave error" que utilice las Fuerzas Armadas para contener las protestas en Cajamarca y en el resto de las ciudades del país.

En entrevista a Europa Press desde Madrid, Toledo aseguró que Perú vive actualmente un "ambiente de efervescencia" por los más de 260 conflictos sociales que están latentes en varias regiones de esa nación sudamericana. "Humala como candidato levantó muchísimas expectativas en las comunidades indígenas que ahora le están pidiendo cuentas", dijo.

TRASLADO DE LAGUNAS

De acuerdo al proyecto, el mineral se encuentra debajo de cuatro lagunas y la compañía planea trasvasar sus aguas en tres de ellas. Los manifestantes temen que el plan afecte a las fuentes y filtraciones naturales de agua en la zona, cuyos pobladores viven principalmente de la ganadería y agricultura. "La expansión minera ha llegado a su tope en Cajamarca, tenemos serios problemas aquí", afirmó Santos.

Newmont y Buenaventura operan en Cajamarca la mina de oro Yanacocha, una de las mayores productoras de Latinoamérica. En 2004, Yanacocha abandonó la exploración de su proyecto Cerro Quilish en Cajamarca, después de protestas de las comunidades por temores sobre el abastecimiento de agua.

Un año antes, campesinos de la vecina región norteña de Piura atacaron a compañía la canadiense Manhattan Minerals, que tuvo que abandonar su proyecto de cobre y oro, cuya inversión ascendía en ese entonces a 315 millones de dólares (236 millones de euros). Los manifestantes temían que la minera contaminase una zona agrícola.