Publicado 13/04/2015 12:53

RPT-Tras hacer historia, EEUU y Cuba tienen arduo camino por delante

(Repite nota enviada en la noche del domingo, texto sin cambios)

Por Daniel Trotta y Matt Spetalnick

CIUDAD DE PANAMÁ, 12 abr, 13 Abr. (Reuters/EP) -

- Cuba y Estados Unidos acaban de hacer historia, pero el camino por delante puede resultar más difícil.

En la primera reunión de su tipo en casi 60 años, el presidente estadounidense, Barack Obama, y el líder cubano, Raúl Castro, se sentaron a conversar durante unos 80 minutos el sábado en la Cumbre de las Américas, dando un paso más para la restauración de sus lazos diplomáticos.

El trascendental acontecimiento ocurrido en Ciudad de Panamá fue precedido por casi dos años de negociaciones secretas y una diplomacia detrás de escena.

El ambiente era positivo tanto dentro como fuera del centro de convenciones escenario de la cumbre, donde líderes latinoamericanos elogiaron a Obama por poner fin a décadas de hostilidad de Estados Unidos hacia la isla de Gobierno comunista.

Obama claramente ve a Cuba como un eventual éxito en su política exterior de acercamiento a adversarios de Estados Unidos.

En un momento con muchos riesgos para su política exterior -desde el programa nuclear de Irán hasta el involucramiento de Rusia en Ucrania y la violencia del Estado Islámico- llevarse bien con Cuba parece relativamente fácil.

"La guerra fría terminó", dijo Obama.

"Creo que hay una fuerte mayoría tanto en Estados Unidos como en Cuba que dice que nuestra capacidad para comprometernos, para abrir el comercio y los viajes y los intercambios personales finalmente va a ser buena para el pueblo cubano", agregó.

Aún así la brecha entre ambos países sigue siendo amplia, ilustrada por la ausencia de banderas cubanas y estadounidenses en un encuentro cuidadosamente orquestado el sábado.

El embargo económico de Estados Unidos, que ha bloqueado casi todo el comercio entre las dos naciones, aún sigue vigente. El historial de Cuba en materia de derechos humanos aún genera el desprecio de Washington, al igual que la política exterior hacia Estados Unidos desde La Habana.

"No hay que hacerse ilusiones. Tenemos muchas diferencias", dijo Castro al inicio de su encuentro cara a cara con Obama, aunque expresó una voluntad mutua por avanzar.

"Estamos dispuestos a hablar de todo con paciencia, con mucha paciencia", agregó el general del Ejército de 83 años y hermano menor del ex presidente cubano y líder de la Revolución de 1959, Fidel Castro.

Obama y Raúl Castro anunciaron en diciembre que trabajarían para restablecer los lazos diplomáticos rotos en 1961 y reabrir embajadas en cada país, así como liberar el comercio y los viajes.

La restauración de los lazos diplomáticos requiere poco más que un mutuo acuerdo por parte de los dos presidentes. Pero la plena normalización podría tomar años.

Cuba no ha mostrado señales de que esté dispuesta a ampliar los derechos políticos. El Gobierno califica a los disidentes como mercenarios, Y actúa rápidamente para reprimir el disenso. Además, Castro ha dejado en claro que no permitirá ninguna flexibilización en el mandato del Partido Comunista.

Y si bien Cuba está intentando captar inversión extranjera, cualquier empresario estadounidense que busque insertarse en la isla necesita de la bendición de las autoridades cubanas. El Gobierno de Castro avanza con cautela, como lo ha demostrado con las reformas económicas implementadas en los últimos años.

LA LISTA

En el corto plazo, Cuba sigue a la espera de ser removida de la lista del Departamento de Estado estadounidense de países patrocinadores del terrorismo, una designación unilateral que La Habana ha calificado de injusta.

Se aguarda que Obama informe al Congreso dentro de unos días su decisión de sacar a Cuba de la lista, lo que liberaría a la isla de gobierno comunista de algunas sanciones económicas. Sin embargo, había esperanzas de que anunciara esa medida durante la Cumbre de las Américas. Y no sucedió.

Si bien hay pocas dudas de que La Habana será quitada de la lista, funcionarios estadounidenses en privado han dejado en claro que han buscado el momento propicio para que la medida sea un elemento de fuerza en la normalización de las negociaciones.

Una serie de asuntos aún no resueltos han demorado el proceso, incluyendo el deseo de Washington de que Cuba permita a los diplomáticos estadounidenses viajar a la isla y relaje la presencia policial en la misión diplomática en La Habana, donde los visitantes cubanos son observados de cerca.

"Ellos están construyendo un camino. Y cuando usted está construyendo un camino, usted no espera terminarlo de inmediato", dijo la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a periodistas en Panamá en relación al encuentro de los mandatarios.

Obama quiere comenzar a desmantelar el embargo pero se enfrenta a la oposición en el Congreso estadounidense, controlado por los republicanos. Sus aliados más optimistas visualizan una coalición entre los demócratas y los republicanos que respaldan el libre mercado y que alcance una mayoría en ambas cámaras.

Pero podría ser una larga batalla.

Obama ya ha usado sus facultades ejecutivas para aliviar las restricciones de viajes a Cuba, permitir a los importadores estadounidenses comprar bienes de los contratistas independientes cubanos y a los exportadores enviar materiales de construcción a empresas privadas del país caribeño.

Sin embargo, hasta el momento ha usado estos poderes con moderación y Cuba podría querer que avance aún más.

"El presidente Obama conserva amplias facultades ejecutivas (...) de eliminar el bloqueo", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez.

Funcionarios estadounidenses reconocen que Obama podría flexibilizar más restricciones por su propia cuenta, dentro de ciertos límites, pero están esperando ver los resultados de los últimos cambios antes de decidir sobre futuras medidas.

Si bien Cuba está dispuesta a reabrir embajadas y ver más sanciones de Estados Unidos levantadas, funcionarios estadounidenses dicen que el Gobierno comunista parece intentar avanzar lentamente hacia la normalización completa, temerosos de que una rápida reapertura en áreas como viaje, comercio y acceso a Internet pueda debilitar su control sobre la sociedad cubana.

La reunión entre Obama y Castro estuvo marcada por lo que un funcionario estadounidense describió como un espíritu de "idas y vueltas" sobre asuntos que los han dividido, incluyendo derechos humanos y libertad de prensa.

"No hubo tensión", dijo el funcionario, agregando que incluso hubo "momentos más livianos" cuando los líderes se maravillaron sobre cuán inimaginable hubiera sido un encuentro así hace no tanto tiempo.