Actualizado 19/05/2019 23:14

Lo malo que la agricultura ecológica europea provoca en Iberoamérica

Todo lo malo que la agricultura ecológica europea provoca en la región de Iberoamérica
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   MADRID, 18 May. (Notimérica) 

   Paradójicamente, la búsqueda por la mejora de las prácticas agrícolas y la mayor producción de alimentos orgánicos que se está viviendo en Europa y que ha propiciado diferentes políticas a nivel nacional y regional, está poniendo en peligro la vida de los ecosistemas de Iberoamérica.

   La concienciación ecológica y alimentaria que está cada día más presente entre los ciudadanos europeos ha llevado a la implementación de programas y mejoras en su agricultura enfocadas a la conservación de la diversidad biológica, el cuidado del medio ambiente y el mínimos uso de químicos en los cultivos.

   "Europa intenta dar la impresión de que su agricultura es verde y sostenible, pero si tenemos en cuenta el conjunto del sistema, es decir, la cadena de producción, no es así", ha indicado a 'BBC Mundo' la investigadora de la Universidad de Oxford (Reino Unido), Laura Kehoe.

   La cadena de producción nombrada por Kehoe se refiere al origen de los productos: "La gente olvida lo que no ve. Ahora mismo, Europa está importando gran cantidad de materias primas que están vinculadas con la deforestación", indica la científica haciendo referencia a la minería.

   Y es que, como indica el citado medio, los datos de la organización no gubernamental brasileña Imazon, la deforestación en la Amazonía ha aumentado un 54 por ciento en enero de 2019 con respecto al mismo mes de 2018. ¿Por qué? Principalmente por la producción de soja, principal alimento de la ganadería europea por su alto contenido en proteína, es una de las principales razones de este fenómeno.

   En los últimos veinte años, el número de cultivos de legumbres para alimentar el ganado se ha reducido --por su escaso rendimiento y los bajos incentivos arancelarios--, en contraposición con las importaciones de toneladas de grano de soja al año por parte de la Unión Europea para el alimento de sus animales.

   Asimismo, la agricultura orgánica ha copado muchas de las tierras de cultivo europeas, las cuales han crecido un 70 por ciento respecto a datos ofrecidos hace aproximadamente una década, según la Comisión Europea. Este es otro de los motivos por los que la importación de soja se ha incrementado, y esta procede al mismo tiempo de cuatro países sudamericanos: Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia.

   A causa de la alta demanda de soja, estas naciones están incrementando sus tierras de cultivo dedicadas a granjas frente al crecimiento de la vegetación propia de cada país. "Solo en 2011, la Unión Europea importó carne y alimento para ganado por una cifra equivalente a más de 1.000 kilómetros cuadrados de deforestación en Brasil", indica una carta firmada por Kehoe y sus colegas a 'BBC Mundo'.

   "Europa ha hecho grandes avances, pero a menudo estos han sido a expensas de otros países y otros pueblos", añade Kehoe. Y en este sentido, América Latina no es el único territorio afectado, pues también lo es África o el sudeste de Asia.

NO SOLO ES DEFORESTACIÓN...

   "Las importaciones de alimento para el ganado en Europa están provocando también contaminación por agroquímicos en la región y están alimentando la especulación con las tierras, la violencia y la expulsión de comunidades indígenas", indica el investigador de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), Tiago Reis, quien añade que Europa es "cómplice de la forma en la que se producen los productos que compra y de las violaciones que cometen los productores".

   Según cuenta a 'BBC Mundo' el también investigador Tobias Kuemmerle, de Humboldt-Universität de Berlín (Alemania), en el área del Chaco, en la triple frontera entre Argentina, Paraguay y Bolivia, "el impacto ha sido devastador", en referencia a la tala. Esta, señala, se debe "sobre todo a gente que es propietaria de la tierra pero vive en otras ciudades y grandes compañías internacionales que compran la tierra y entonces la deforesta".

   La combinación de una tierra barata con beneficios rápidos no ha favorecido a la no deforestación, señala el investigador. "Todo esto está claramente ligado al consumo de carne en Europa y a las importaciones de soja", afirma, aunque incide asimismo en que "la agricultura juega un rol importante en la economía de Paraguay y Argentina y la deforestación ha traído beneficios para la gente del área".