Publicado 26/03/2014 04:32

PERFIL-Sánchez Cerén, el ex guerrillero tímido que va en pos de una difícil unidad en El Salvador

Por Nelson Rentería

SAN SALVADOR, 25 mar, 26 Mar. (Reuters/EP) -

- Salvador Sánchez Cerén, el próximo presidente de El Salvador, se considera un luchador social más que un político, que casi sin querer llegó a empuñar las armas y ser una prominente figura de la ex guerrilla FMLN, una de los mayores movimientos rebeldes de América Latina en la década de 1980.

Sus principales promesas son profundizar los programas sociales del actual presidente Mauricio Funes, un carismático periodista de televisión que en el 2009 llevó al FMLN por primera vez al poder tras 20 años de gobiernos de la acérrima derecha de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

"En estos primeros cinco años del Gobierno del cambio hemos construido los caminos y ahora juntos debemos y vamos a recorrer por el bien de todos", dijo Sánchez el martes tras recibir los documentos que lo acreditan como presidente electo.

"Se han sentado las bases que nos permiten reactivar la economía, la producción, la inversión y por ende la ampliación y profundización de los cambios iniciados en las áreas sociales, económicas y políticas", agregó.

En un país donde un 29 por ciento de los 6,3 millones de habitantes vive en la pobreza y una amplia franja de la población depende de las remesas que les envían sus familiares emigrantes en Estados Unidos, los programas de Funes como el reparto de útiles escolares y títulos de propiedad de tierras a campesinos le dieron a Sánchez un fuerte respaldo.

Sin embargo, el ex guerrillero de hablar pausado y amplia sonrisa ganó la presidencia en una segunda vuelta electoral el 9 de marzo por una escasa diferencia de un 0,22 por ciento de los votos válidos sobre su rival Norman Quijano, candidato de Arena.

Durante el último tramo de su campaña, el candidato derechista sacó provecho de la crisis política de Venezuela, repitiendo advertencias de que El Salvador correría la misma suerte del país sudamericano si ganaba la izquierda.

Por su parte, Sánchez se distanció en las últimas semanas de Venezuela cuando hasta el año pasado mencionaba como vital para el país ingresar a Petrocaribe, una iniciativa para obtener petróleo a precios preferenciales impulsada por el fallecido mandatario socialista Hugo Chávez.

"No copiamos ningún modelo. El nuestro es ese, el de los salvadoreños", dijo recientemente cuando le preguntaron acerca de las similitudes con el socialismo del Siglo XXI, impulsado en Venezuela por Chávez y el actual mandatario Nicolás Maduro.

UN MUCHACHO COMUN Y CORRIENTE

Sánchez prefiere ser comparado con líderes de izquierda pragmáticos como los mandatarios José Mujica, de Uruguay, o Dilma Rousseff, de Brasil.

La diferencia es que su accionar está imbuido de catolicismo, dice, inspirado en el fallecido arzobispo de San Salvador, monseñor Oscar Romero, asesinado en 1980 a comienzos de la guerra civil y quien se convirtió en un ícono de la izquierda durante el actual gobierno de Funes.

"Soy católico y practico la bondad, practico la buena búsqueda de servir a los demás", dijo.

Quienes lo conocen lo definen como un hombre honesto y nada personalista que logró buenos resultados con sus programas de alfabetización al frente del ministerio de Educación, un cargo que desempeñó a la par de la vicepresidencia.

Pero está por verse si estas cualidades bastarán para lograr un gobierno de unidad en un país con una fuerte polarización entre la izquierda y la derecha que viene desde la cruenta guerra civil (1980-1992) y golpeado desde hace años por la violencia cotidiana de las pandillas juveniles o maras.

Noveno de los 12 hijos de un carpintero, Sánchez Cerén fue maestro rural y sindicalista del magisterio antes de empuñar las armas a comienzos de la década de 1970 y convertirse en uno de los jefes del FMLN con el nombre de guerra de "Comandante Leonel González".

Sánchez se definió hace un tiempo como un muchacho común y corriente, que como muchos en su época se volvió un rebelde a pesar de su carácter tranquilo debido a la represión y miseria que se vivía en el país en la década de 1970.

"Me extraña por qué tuve la capacidad de entrar a ese proceso (la guerrilla) si yo era una persona, soy una persona tímida y con temor a las armas", señaló en una entrevista con el sitio de internet mediolleno.com.sv.

Tras el fin de la guerra en 1992, el FMLN se convirtió en una fuerza política y unos años después él fue elegido diputado.

Está casado desde hace más de 40 años con su esposa, Margarita Villalta, con quien tuvo cuatro hijos.

Su pasado como jefe de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), el mayor de los cinco grupos que integraron el FMLN, fue explotado por sus rivales de derecha que acusan a la guerrilla de asesinatos y secuestros.

Sánchez Cerén no fue mencionado por una Comisión de la Verdad que investigó las violaciones de los derechos humanos cometidas por militares y rebeldes durante la guerra civil que dejó 75.000 muertos entre 1980 y 1992. Su grupo, sin embargo, es citado como responsable de secuestros, ejecuciones y ataques a blancos militares.