BOGOTÁ, 26 Sep. (Notimérica) -
Este martes 26 de septiembre se cumple un año del primer acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia (FARC), firmado en La Habana, Cuba, en el cual se pactó la terminación del conflicto armado.
Sin embargo, el pacto fue derrogado en el plebiscito público celebrado el día 2 de octubre de 2016, lo que obligó a redactar un nuevo acuerdo que, desde ese momento, ha establecido el cumplimiento de los nuevos pilares fundamentales para alcanzar la paz, todos ellos suscitados en el documento.
Cabe recordar que son cinco los aspectos que establece el vigente Acuerdo de Paz: desarrollar el medio rural de forma integral, abrir los espacios y garantizar la participación política, asegurar el fin de la confrontación armada, solucionar el problema de las drogas ilícitas y buscar la reparación a las víctimas y la impartición de justicia. Además, a estos se añade el compromiso por cumplir cada uno de los objetivos, rendir cuentas y contar con la participación ciudadana durante el proceso.
Un año después, el futuro de los miembros de las FARC es incierto. El noviembre próximo se acaban los contratos de arrendamiento de los lugares donde militaban y también se termina el compromiso del Gobierno de Juan Manuel Santos de sostener a los excombatientes en las antiguas zonas veredales --hoy espacios territoriales de capacitación y reincorporación--.
A pesar de que el objetivo principal del presidente de Colombia era cumplir con el compromiso de desarmar la guerrilla, existe una hoja de ruta concreta para la reincorporación de los miembros que supone más tiempo. Ecomún, la empresa diseñada para financiar proyectos productivos de excombatientes, tampoco ha empezado a funcionar y genera más retrasos en el marco de las negociaciones.
Después de 50 años del conflicto armado en Colombia, en su reciente visita por el país, el papa Francisco bendijo el pacto entre el Estado colombiano y las FARC en medio de un ambiente donde abundan las preguntas sobre las perspectivas reales del proceso, entre otras cosas, porque prevalece el desconcierto en relación a los insurgentes desmovilizados y a la ola de asesinatos a líderes sociales.
