Actualizado 10/04/2019 12:50

Bolsonaro cumple 100 días en el poder con un proyecto por definir y con la peor valoración desde el fin de la dictadura

Brazilian President Jair Bolsonaro in Israel
Alan Santos/Palacio do Planalto/ DPA

   BRASILIA, 10 Abr. (Notimérica) -

   El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cumple este miércoles 100 días al frente de un Gobierno que todavía se encuentra definiendo su proyecto político y con la popularidad más baja desde el fin de la dictadura.

   El 1 de enero el expresidente Michel Temer entregó el cargo a Bolsonaro, quien se convirtió en el 38 presidente electo democráticamente en Brasil tras ganar los comicios de octubre con más del 55 por ciento de los votos.

   Cuando se cumplen 100 días de su llegada al poder, Bolsonaro parece que tiene poco que celebrar. Rodeado de polémicas creadas por él mismo o por su entorno, el presidente brasileño está viendo como su popularidad se deshace a ritmo acelerado.

   Bolsonaro es el presidente peor evaluado en los tres primeros meses de Gobierno desde 1990, según una encuesta del instituto de opinión Datafolha divulgada este 7 de abril. El 32 por ciento de brasileños considera su gestión "óptima o buena", pero son casi los mismos (el 30 por ciento) los que la consideran mala o pésima.

ECONOMÍA

   La economía sigue sin levantar el vuelo con firmeza a pesar de los buenos presagios iniciales y de que el mercado financiero dio un voto de confianza al líder de la ultraderecha, como un mal menor para evitar el regreso del Partido de los Trabajadores al poder.

   Bolsonaro prometió privatizaciones y concesiones, así como recortes presupuestarios para sanear las cuentas públicas. Sin embargo, la polémica reforma del sistema de pensiones, prioridad absoluta del mandatario y su ministro de Economía, Paulo Guedes, está encallada por falta de diálogo con el Congreso Nacional.

   Debido a esto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja la previsión de crecimiento de Brasil, del 2,5 por ciento de enero al 2,1 por ciento actual. Mientras esa reforma no avanza, la tasa de desempleo sigue en torno al 13% y el Gobierno carece de políticas claras para recuperar los empleos que no tienen unos 13 millones de brasileños.

SEGURIDAD

   La lucha contra la criminalidad y la corrupción fueron dos de las principales banderas de la campaña de Bolsonaro.

   El jefe de Estado firmó el pasado mes de enero una ordenanza que facilita la tenencia de armas y espera flexibilizar también el porte, tal como lo prometió a una población acosada por una violencia endémica.

   El ministro de Justicia, Sérgio Moro, presentó un proyecto de ley para combatir en conjunto la corrupción, el crimen organizado y los delitos violentos donde prevé aumentar los años de cárcel para los delitos más graves y da más cobertura legal para que la policía pueda disparar a matar. Sin embargo, la denominada "ley anticrimen" ha sido también un tema polémico entre el Ejecutivo y los parlamentarios.

ESCÁNDALOS Y DESPIDOS

    La mayoría de las 35 medidas anunciadas por Bolsonaro, como estimular la agricultura familiar; implantar un centro tecnológico para la desalinización del agua; reducir la maquinaria administrativa; fomentar la independencia del Banco Central o lanzar una campaña de alfabetización ni siquiera han llegado a cobrar protagonismo en el debate público de los últimos tres meses.

   El 18 de febrero el presidente brasileño despidió al ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gustavo Bebianno, amigo personal del mandatario, envuelto en un escándalo de propinas electorales.

   Del mismo modo, esta semana Bolsonaro también reemplazó al ministro de Educación, el colombiano Ricardo Vélez Rodríguez. Esta fue una figura controvertida que fue nombrada para implementar la 'escuela sin partido', el proyecto del presidente que pretende prohibir la educación de género y el "adoctrinamiento marxista" en las escuelas. En las pocas semanas que ocupó el cargo, Vélez propuso grabar a los profesores en clase y obligar a los alumnos a cantar el himno de Brasil. También tildó los turistas brasileños de "caníbales" durante sus viajes porque "roban cosas de los hoteles y el chaleco salvavidas del avión".

   Además, el ministro de Turismo, Marcelo Álvaro Antônio, está siendo investigado por la Policía Federal por su presunta participación en el desvío de fondos electorales durante la campaña en el Estado de Minas Gerais.

FIN DEL EJE SUR-SUR

   Bolsonaro reservó sus primeras visitas oficiales a Estados Unidos, Chile e Israel, como marca de la ruptura con la diplomacia de los gobiernos de izquierda, centrada en el acercamiento Sur-Sur.

   En Estados Unidos, cerró con su homólogo, Donald Trump, un acuerdo para lanzar cohetes norteamericanos desde la base de Alcántara (norte). Brasil eliminó además la exigencia de visas para estadounidenses, canadienses, japoneses y australianos, sin reciprocidad.

   El mandatario brasileño había prometido trasladar la embajada de Brasil en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, pero terminó instalando una oficina de negocios en la Ciudad Santa, ante las presiones del poderoso lobby agrícola, temeroso de perder mercados en los países árabes.

   En Chile, participó en el lanzamiento del PROSUR, que pretende reemplazar a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), creada durante el auge de gobiernos de izquierda en Sudamérica. La Venezuela chavista no forma parte del nuevo bloque.