Actualizado 05/06/2013 00:38

Dilma Rousseff intenta resolver los conflictos de tierra con los indígenas

Indígenas de Brasil protestan
REUTERS


BRASILIA/SAO PAULO, 4 Jun. (Reuters/EP) -

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se ha reunido con 144 indígenas muduruku en Brasilia para iniciar unas conversaciones sobre la ocupación de la polémica represa hidroeléctrica de Belo Monte en el río Xingú, intentando así detener la ola de conflictos que están teniendo lugar.

Los indígenas se encuentran molestos por la decisión del Gobierno de dejar de confiscar tierras para los pueblos originarios y por sus planes de construir nuevas represas hidroeléctricas en la Amazonia. En concreto, el grupo de la represa de Belo Monte protesta porque el proyecto dejaría sin agua a los 14.000 indígenas que viven allí.

También las autoridades revocaron anoche una orden de desalojo de indígenas terena, que invadieron la semana pasada por segunda vez una hacienda agropecuaria de un ex congresista en el estado de Mato Grosso do Sul, tras la muerte a tiros de uno de los miembros de la tribu.

Se busca una solución pacífica con los terena que, enfurecidos por la muerte de su compañero, volvieron a ocupar la propiedad con palos, arcos y flechas e incendiaron campos. Un juez local ha determinado que los indígenas podían quedarse y ha instado a la policía a negociar sin usar la fuerza.

BLOQUEO DE CARRETERAS

Por otro lado, tres carreteras en el estado de Río Grande do Sul continúan estando bloqueadas por unos 2.000 indígenas kaingang y guaraníes en el estado de Río Grande do Sul para protestar contra la decisión del Gobierno de la paralización de confiscar tierras para favorecer al lobby del agronegocio, según los afectados.

"Estamos esperando confirmación de la reunión con el gobernador antes de levantar el bloqueo de las carreteras", dijo el jefe indígena Deoclides de Paula por teléfono, desde una de las carreteras en el sur de Brasil.

Otras protestas han tenido lugar. En Curitibiam, la capital del estado de Paraná, se invadieron ayer las oficinas del gobernante del Partido de los Trabajadores y sólo las desalojaron 10 horas más tarde cuando les prometieron una reunión con la jefa de gabinete de Rousseff, Gleisi Hoffmann.

Los cambios de política del Ejecutivo están provocando las protestas en varias partes de Brasil y el Gobierno intenta evitar más violencia después de la muerte a tiros del indígena terena de la hacienda en Mato Grosso do Sul.