Actualizado 18/07/2015 21:21

Los delatores del caso Petrobras: los detenidos que tiran de la manta

RÍO DE JANEIRO, 18 Jul. (Notimérica) -

   La Operación Lava Jato, que investiga la gigantesca trama de corrupción de Petrobras, se ha caracterizado por el goteo de acusaciones lanzadas por los primeros detenidos, unos presos que en su condición de delatores a la policía se han convertido en estrellas mediáticas y en la peor pesadilla de la élite política y empresarial brasileña. ¿Quiénes son?.

   Alberto Youssef: El cambista es la punta de lanza de la Operación Lava Jato; fue detenido en marzo del año pasado, cuando empezaron las investigaciones, pero ya tenía un importante currículum relacionado con la corrupción, ya que en los años 90 fue condenado por el caso Banestado, que desvió decenas de miles de millones de dólares a Estados Unidos.

   Las declaraciones de Youssef fueron las primeras en filtrarse a la prensa, y publicaciones conservadoras como 'Veja' intentaron usar sus supuestos testimonios para inculpar al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y a la presidenta Dilma Rousseff justo al final de la  pasada campaña electoral, lo que desencadenó una fuerte polémica por el uso de estas grabaciones que en principio eran secretas. Empezaba entonces la era de los delatores.

   Paulo Roberto Costa: El ex director de Abastecimiento de Petrobras entró en las investigaciones por haber recibido un lujoso coche por parte Youssef. Ya detenido, ha sido de los que más ha tirado de la manta y gracias a sus testimonios ha conseguido rebajar la pena hasta el punto de que ahora cumple arresto domiciliario en su piso de Río de Janeiro.  En una de sus más célebres confesiones, implicó a 28 políticos del Partido Progressista (PP), del Partido de los Trabajadores (PT) y del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB).

   Aseguró que prácticamente todos los contratos de Petrobras se inflaban un 3 por ciento, y también ha destacado por ser uno de los que más ha colaborado para, indirectamente, vincular a Rousseff en el escándalo, ya que acusó al tesorero del PT, João Vaccari Neto, de pedirle una "ayuda" de dos millones de reales para financiar la campaña electoral de la presidenta en 2010. Poco después, Vaccari Neto fue detenido por la policía.

   Pedro Barusco: El ex gerente de Servicios de Petrobras, brazo derecho del ex director de Servicios Renato Duque, también detenido, ha implicado a varios personajes, empezando por su jefe, que ejercían de intermediarios entre Petrobras y los políticos. Él mismo confesó haber recibido 50 millones de dólares a lo largo de diez años, demostrando que la corrupción era el modus operandi habitual en la estatal. Ahora ha prometido devolver parte de la fortuna que escondía en Suiza e intenta librarse de la cárcel porque padece cáncer de huesos.

   Julio Camargo: Fue uno de los primeros representantes de las grandes empresas que hacían negocios con Petrobras en firmar el acuerdo de declaración premiada, y es el principal delator de la rama empresarial de la trama. Trabajó para Toyo Setal y Camargo Corrêa, y confesó haber sobornado a Duque, a Barusco, y a Fernando Soares, el 'Baiano', el hombre del PMDB dentro de la trama.

   En los últimos días Camargo ha destacado por implicar directamente al presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha (PMDB), al que acusó de haberle exigido cinco millones de dólares para que salieran adelante unos contratos en Petrobras. Esta confesión provocó la ira de Cunha, que ve detrás la mano negra del Gobierno para implicarle en el esquema corrupto, por lo que este jueves anunció airadamente que a partir de ahora hará oposición al Ejecutivo de Rousseff.

UN MÉTODO CUESTIONADO

   La lista de delatores es larga, pero la metodología empleada por el juez Sérgio Moro ha despertado las críticas de gran parte de la clase política, que considera que con estas acusaciones muchos políticos son directamente condenados ante la opinión pública, sin pruebas y sin que tengan opción de defenderse.

   Lula fue uno de los primeros en cargar contra las declaraciones premiadas: "Es inaceptable que una gran democracia como Brasil (...) sea transformada en rehén de un criminal notorio y reincidente", escribió hace unos meses en su perfil de Facebook en referencia a Youssef.

   Dilma siempre se ha mostrado más cauta, aunque hace unas semanas dijo que "no respeta" a los delatores porque ella estuvo presa en la dictadura y vivió en sus propias carnes lo que eso significa: "Intentaron transformarme en una delatora", dijo Rousseff, visiblemente contrariada.

   Lo decía después de que el dueño de la empresa UTC, Ricardo Pessoa, confesara que su empresa hizo donaciones ilegales a la campaña electoral de la presidenta por valor de 3,6 millones de reales (1,1 millones de dólares).

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