DIEGO LAGOMARSINO
REUTERS

   BUENOS AIRES, 26 Dic. (Notimérica) -

   El próximo 18 de enero se cumplirán tres años de la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, quien días antes denunció a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por su presunta implicación en el atentado a la AMIA.

   A pesar de los notables avances en el caso --la aparición de altas dosis de ketamina en su cuerpo, además de otros indicios que apuntan a un asesinato cometido por dos individuos--, aún no hay ningún acusado por este crimen.

   El técnico informático Diego Lagomarsino es el único imputado e investigado por su muerte debido a que era el propietario del arma del que salió la bala que asesinó al fiscal.

   A pesar de que reconoció que le prestó esta pistola porque el propio Nisman se lo había pedido para proteger su propia seguridad y la de sus hijas --llegó a decir que entre ambos existía una relación de "amo-esclavo"-- en su última declaración ante el juez encargado del Caso, Julián Ercolini, volvió a hacer hincapié en su inocencia.

   Será este magistrado quien en las próximas horas resolverá la situación jurídica de Lagomarsino, que permanece con una tobillera electrónica y no puede salir de Argentina, además de que tiene que presentarse cada 15 días en los juzgados de Comodoro Py.

   Junto a esta decisión de mandarlo a la cárcel o mantener su libertad manteniendo la pulsera, Ercolini deberá determinar si procesa o no a los cuatro agentes que custodiaban el departamento de las Torres Le Parc donde fue encontrado muerto el fiscal.

   Estas resoluciones se basarán en la ronda de indagaciones que pidió el fiscal que investiga la muerte de Nisman, Eduardo Taiano, el pasado mes de noviembre, unas investigaciones que se suman a los avances previamente mencionados: que Nisman tenía altas dosis en su cuerpo en el momento de su muerte y que entonces se encontraban con él dos individuos.

   Para Taiano, Lagomarsino prestó su colaboración necesaria para el crimen cuando le dio el arma, una versión sobre la que se sustenta una posible colaboración con los custodios del departamento de Nisman, quienes habrían permitido el ingreso del arma y de los asesinos. La última palabra, que está prevista darse a conocer antes de que finalice el año, será de Ercolini.

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