Actualizado 17/10/2015 13:30

Marina Silva, en reconstrucción un año después de rozar la presidencia de Brasil

   RÍO DE JANEIRO, 17 (Notimérica)

   La senadora Marina Silva estaba hace un año en plena disputa electoral por pasar al segundo turno de las elecciones presidenciales y fue la gran sorpresa de la campaña, pero tras el triunfo de Dilma Rousseff pasó a un discreto segundo plano y ha hecho escasas apariciones en los últimos meses.

   Pero tras mantenerse alejada de los focos para replantearse su estrategia está volviendo poco a poco a la vida política más activa, ya que acaba de formalizar la creación de su nuevo partido, Rede Sustentabilidade, una formación de centroizquierda y ecologista que quiere mostrarse como la herramienta para regenerar la vida política de Brasil.

   El año pasado problemas burocráticos impidieron que se presentara a las elecciones con su propio proyecto político, por lo que decidió afiliarse temporalmente al Partido Socialista Brasileño (PSB) y concurrir como candidata a vicepresidenta apoyando a Eduardo Campos.

   Pero Campos murió repentinamente en un accidente de avión que conmocionó a Brasil y Silva se vio aupada a la primera línea; las encuestas de finales de agosto incluso la daban como presidenta, por encima de Rousseff (Partido de los Trabajadores) y Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña).

   Pero el efecto sorpresa se fue deshinchando, no logró pasar al segundo turno y finalmente, argumentando que ella apostaba por una nueva etapa política mostró públicamente su apoyo al candidato conservador Neves, contrariando a sus electores más izquierdistas.

   Y es que Silva siempre ha navegado entre dos aguas, con un discurso que intenta salir de la dicotomía izquierda-derecha para hablar de renovación o desarrollo sostenible, impulsando las conquistas sociales de sus predecesores y dando a todo el programa una pátina ecologista.

   Hasta ahora, el cénit político de Silva fue su cargo de ministra de Medio Ambiente del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT), donde consiguió significativos avances en la lucha contra la deforestación de la Amazonía, a pesar de las dificultades que encontraba dentro del propio partido, que al final le llevaron a abandonar el Gobierno.

   Tras ese desencanto Silva se afilió al Partido Verde (PV), con el que disputó las elecciones de 2010 como candidata y consiguió un histórico resultado de casi 20 millones de votos. Después, empezó el largo camino para crear Rede.

   UN NACIMIENTO LENTO

   El partido ha tenido muchas dificultades para ser validado ante la Justicia Electoral, que constantemente rechazaba parte de las firmas recogidas en el proceso y retrasaba la fundación formal. Finalmente, Rede consiguió ser registrado en la Justicia Electoral hace unas semanas y en los últimos días está recibiendo adhesiones de diputados de varios partidos, principalmente de izquierda.

   A pesar de que Silva habla constantemente de aire fresco y una nueva forma de hacer política el nuevo partido se está nutriendo de viejos políticos: del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) han llegado Randolfe Rodrigues y Heloísna Helena; del Partido de los Trabajadores (PT), Alessandro Molon; del Parrido Comunista de Brasil Aliel Machado, y del Pros, Milo Teixeira.

   "Nuestra expectativa es que vengan personas con identidad programática. No estamos haciendo un abordaje pensando en la cantidad. Estamos pensando en contribuir a la mejora de la calidad en la política", dijo Silva recientemente ante una platea de estudiantes y académicos en Brasilia.

   Allí insistió en que no es de derechas ni de izquierdas, sino "sustentabilista progresista" y quiso hacer un paralelismo entre su nuevo partido y los movimientos que reclaman una regeneración en países como Chile, Canadá o España, según dijo.

   Silva criticó la crisis "política, económica, social y de valores" que atraviesa Brasil y lamentó el ajuste fiscal que impulsa Rousseff, ya que aseguró que lo "más grave" de la crisis es que Dilma tiene un proyecto de austeridad y su partido tiene otro proyecto opuesto que lo rebate.

   Silva capitalizó en su momento el descontento con la clase política brasileña y las esperanzas de renovación, pero ahora algunos críticos temen que su partido se convierta en un nuevo cajón desastre al estilo del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), un partido donde se mezclan diputados de todas las ideologías y que tiene como principal objetivo las cuotas de poder en su papel de aliado del Gobierno de turno.