Actualizado 29/06/2017 08:14

30 años después aún continúa el enigma del robo de las manos de Perón

Juan Domingo Perón
WIKIPEDIA

   BUENOS AIRES, 29 Jun. (Notimérica) -

   La muerte del expresidente de la República Argentina Juan Domingo Perón en 1974 fue un hecho relevante de la historia del país. Sin embargo, el saqueo de su tumba y la posterior amputación de sus manos se ha vuelto uno de los misterios más grandes de Argentina.

   El 29 de junio de 1987, hoy hace 30 años, se descubrió que la tumba de Perón --ubicada en la bóveda del Cementerio de la Chacarita-- fue abierta, y lo más impactante, le habían quitado las manos.

   El Partido Justicialista (PJ) recibió una carta en la que se exigía el pago de ocho millones de dólares por devolver las manos, el anillo y su espada. Para probar que era verdad se envió un fragmento del poema que su mujer María Estela Martínez de Perón había colocado en el féretro.

   Acto seguido, se ordenó iniciar una investigación y el encargado de la causa fue el juez Jaime Far Suau, quien logró hablar con la viuda de Perón, dándole durante su conversación importantes pistas sobre los culpables. Sin embargo, Suau murió en un extraño accidente de coche junto con todos sus apuntes.

   Pero no fue la única muerte en extrañas circunstancias relacionada con el caso. El vigilante del cementerio denunció varias amenazas de muerte y poco tiempo después fue hallado sin vida. También una mujer --que visitaba la tumba de Perón todos los días-- intentó hablar con los investigadores sobre una persona sospechosa que había visto cerca de la tumba, a causa de lo cual recibió una paliza que acabó con su vida.

   Tras la muerte de Suau, se le encargó al juez Alberto Baños que continuara con la investigación. Sin embargo, cuanto más avanzaba Baños en la investigación, más obstáculos se encontraba en el camino.

   En el año 2008 su casa fue desvalijada y Baños calificó el crimen como una 'operación de inteligencia'. Dijo que no le habían sido sustraídos objetos de valor, ni dinero, pero sí se llevaron un portátil, un teléfono móvil y una agenda electrónica, dispositivos con información útil del caso.

   Pese a que la causa aún sigue abierta, no se ha podido encontrar nada concreto. En 2014, Baños envió un comunicado al gobierno con 30 nombres entre los que figuraban espías militares y civiles, de los que sospechaba su presunta relación con la profanación del cuerpo. Sin embargo, solo recibió los antecedentes penales de dos personas.

   Cada paso que se da en la investigación lleva a un callejón sin salida. Han pasado 30 años y el caso sigue siendo el mayor misterio de la historia argentina.

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