Pope Francis arrives to lead the Wednesday general audience in Saint Peter's squ
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   MADRID, 18 May. (Notimérica) -

   La gran polémica surgida a raíz de las denuncias de abusos sexuales realizados y encubiertos por miembros de la Iglesia chilena ha llevado a que en las ultimas horas los 34 obispos miembros de la Conferencia Episcopal de Chile hayan entregado su dimisión al papa Francisco, quien deberá ahora tomar una decisión que puede marcar la historia de la Iglesia.

   Desde que Francisco se comprometiera a investigar los hechos y se reuniera --personalmente y mediante varios enviados-- con víctimas de los abusos sexuales denunciados, la presión pública y mediática, así como por parte del pontífice, ha puesto en el ojo del huracán a los miembros de la Iglesia chilena. Desde que se hicieran públicas las primeras denuncias se ha ido descubriendo un entramado delictivo que, cuanto menos, ha ensuciado a la institución hasta límites que, a día de hoy, pueden marcar un antes y un después.

   Esta semana Francisco convocó a los 34 obispos chilenos en Roma después de constatar que el obispo de la diócesis de Osorno, Juan Barros, a quien acusan de que sabía que el cura Fernando Karadima abusó durante años de menores, era realmente culpable de los hechos. Francisco había defendido públicamente en varias ocasiones --también durante los días que se encontraba en Chile-- la inocencia de Barros, pero tras su viaje y ante la insistencia de las víctimas, solicitó la elaboración de un informe sobre los hechos.

   Dada la información que el religioso encargado de elaborar dicho documento, el arzobispo maltés Charles Scicluna, ha relatado en su informe, el papa Francisco ha señalado directamente a la institución sudamericana. Acusa directamente a la Iglesia chilena de "falta de transparencia" y señala que es responsable de la "destrucción de documentos comprometedores" a manos de encargados de los archivos eclesiásticos.

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LAS PALABRAS DE FRANCISCO

   Sus palabras están recogidas en un documento privado que él mismo ha entregado este martes a los 34 obispos chilenos en Roma y que en las últimas horas ha sido difundido por la televisión chilena 'T13'.

   "Mis enviados han podido confirmar que algunos religiosos expulsados de su orden a causa de la inmoralidad de su conducta y tras haberse minimizado la absoluta gravedad de sus hechos delictivos atribuyéndolos a simple debilidad o falta moral, habrían sido acogidos en otras diócesis e incluso, en modo más que imprudente, se les habrían confiado cargos diocesanos o parroquiales que implican un contacto cotidiano y directo con menores de edad", expresa el texto.

   En la misiva, añade que la investigación demuestra que existen "graves defectos" en el modo de gestionar los casos de 'delicta graviora' (delitos más graves) que corroboran "algunos datos preocupantes" que comenzaron a saberse en algunos Dicasterios romanos. "Especialmente en el modo de recibir las denuncias o 'notitae criminis', pues en no pocos casos han sido calificados muy superficialmente como inverosímiles lo que eran graves indicios de un efectivo delito", reprocha.

   Asimismo, el pontífice dice sentir "vergüenza" por las declaraciones que "certifican presiones ejercidas sobre aquellos que debían llevar adelante la instrucción de los procesos penales o incluso la destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos, evidenciando así una absoluta falta de respeto por el procedimiento canónico y, más aún, unas prácticas reprobables que deberán ser evitadas en el futuro".

    En el texto de diez páginas, Francisco apunta a que se pudo constatar también "la existencia de presuntos delitos investigados solo a destiempo o incluso nunca investigados, con el consiguiente escándalo para los denunciantes y para todos aquellos que conocían las presuntas víctimas, familias, amigos, comunidades parroquiales".

   "En otros casos, se ha constatado la existencia de gravísimas negligencias en la protección de los niños/as y de los niños/as vulnerables por parte de los Obispos y Superiores religiosos, de los cuales tienen una especial responsabilidad en la tarea de proteger al pueblo de Dios", añade.

   En esta misma línea, el papa señala que "para poder corroborar que el problema no pertenece a solo un grupo de personas, en el caso de muchos abusadores se detectaron ya graves problemas en ellos en su etapa de formación en el seminario o noviciado". "De hecho, constan en las actas de la 'Misión especial' graves acusaciones contra algunos Obispos o Superiores que habrían confiado dichas instituciones educativas a sacerdotes sospechosos de homosexualidad activa", especifica.

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RESPUESTA DE LOS OBISPOS

   La respuesta por parte de los religiosos ha sido unánime e histórica: todos ellos han presentado su renuncia al papa y esperan a que este tome la decisión de cesarlos si lo considera necesario. Hasta que haya una decisión por parte del pontífice, tal y como han detallado, "continuarán en sus plenas funciones".

   El secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, el obispo Fernando Ramos Pérez y el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz, han compadecido ante los medios de comunicación y han querido "pedir perdón por el dolor causado a las víctimas y al pueblo de Dios y al país por nuestros graves errores y omisiones".

   Asimismo, ambos han dado las gracias "a las víctimas por su perseverancia y valentía, a pesar de las dificultades personales, espirituales, sociales y familiares que han debido afrontar, tantas veces, en medio de la incomprensión y ataques de la comunidad eclesial", y han implorado, "una vez más", el "perdón y su ayuda para seguir avanzando para la curación y cicatrización de heridas".

   Los obispos han indicado, además, que se ponen "en camino, sabiendo que estos días de honesto diálogo han sido un hito dentro de un proceso de cambio profundo conducido por el papa Francisco y en comunión con él, queremos restablecer justicia y contribuir a la reparación del daño causado".

   A la espera de que Francisco se pronuncie sobre la renuncia, destacan las declaraciones realizadas por el mismo en las últimas horas, en las que ha indicado que será necesario "ir más allá" de la privación de cargo a personas para solucionar la crisis. Del mismo modo, ha indicado que "habrá cambios y resoluciones a corto, mediano y largo plazo", aunque no ha especificado en qué consistirían.

   "Los problemas que hoy se viven dentro de la comunidad eclesial no se solucionan solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas; esto -y lo digo claramente- hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá. Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen", apuntaba el papa.

   "Confesar el pecado es necesario, buscar remediarlo es urgente, conocer las raíces del mismo es sabiduría para el presente-futuro. Sería grave omisión de nuestra parte no ahondar en las raíces. Es más, creer que sólo la remoción de las personas, sin más, generaría la salud del cuerpo es una gran falacia. No hay duda que ayudaría y es necesario hacerlo, pero repito, no alcanza", ha sentenciado.

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