Actualizado 23/10/2015 22:11

Dar a luz en Miami, la nueva moda entre la élite brasileña

Mujer embarazada de ocho meses en Buenos Aires
STRINGER . / REUTERS

   Brasileñas viajan a Miami para dar a luz y garantizar nacionalidad estadounidense a sus hijos

   RÍO DE JANEIRO, 23 Oct. (Notimérica) -

   La fascinación que los brasileños sienten por Miami y por Estados Unidos en general no tiene límites: la última moda entre la clase más adinerada es parir en la capital de Florida, para que así los bebés se aseguren la nacionalidad estadounidense y los padres estén más cerca de conquistar el sueño americano.

   Al detectar esa tendencia el médico brasileño Wladimir Lorentz creó en Miami la clínica 'Ser mamá en Miami', especializada en atender a parejas brasileñas que quieren tener a sus hijos en EE.UU, no solo por los papeles, sino por "la estabilidad, la seguridad y la calidad de los servicios que no tienen en Brasil", según ha explicado en declaraciones a Notimérica.

   Lorentz aclara que no se dedica a la asesoría legal, sino que trabaja con un obstetra en la parte exclusivamente médica: normalmente las madres viajan a Miami en el séptimo mes de gestación y se marchan seis semanas después de dar a luz, cuando el bebé ya ha sido vacunado -y ya tiene el pasaporte estadounidense-.

   "Vi que había un interés, pero que lo hacían pocas personas por miedo. Así que pensé; 'vamos a hacer un pack para que tengan algo organizado y seguro para que no tengan miedo de venir'. Se fue corriendo la voz y ahora tengo una lista de espera de 70 personas", confiesa el doctor. El parto natural sale por 9.840 dólares, la cesárea -el método preferido por las brasileñas- por 11.390 y el parto múltiple -gemelos o más- cuesta 14.730 dólares.

"MÁS OPORTUNIDADES EN EDUCACIÓN"

   Andrea Melo, nacida en Manaos, la capital del Amazonas, fue en 2013 una de las pioneras: "Lo hice pensando en el futuro de mi hija, fue una inversión. Pensé que siendo americana tendría más facilidad para estudiar, más oportunidades en educación", comenta Melo, que tras dar a luz dejó su trabajo de dentista y se instaló definitivamente en Miami.

   Su cambio de vida empezó al poco de quedarse embarazada, confiesa: "Empecé a reflexionar sobre esto un día que llevaba al colegio a mi otra hija. Me atracaron e hicieron rehén a mi hija. Ahí empecé a cuestionarme qué tipo de vida me esperaba, con un bebé y una niña adolescente", apunta, subrayando los problemas de seguridad que tiene Brasil.

   Las leyes norteamericanas establecen que cualquier bebé que nace en el país obtiene automáticamente la nacionalidad, sea cual sea el estatus legal de los padres. Sin embargo, los progenitores no lo tienen tan fácil, ya que deben esperar a que el niño llegue a la mayoría de edad, con 21 años, y pueda iniciar los trámites para que sus padres también obtengan la nacionalidad.

   Melo, por ejemplo, ha podido quedarse legalmente en EE.UU porque recientemente se casó con un brasileño que también tiene la nacionalidad estadounidense, pero son muchos los que tras dar a luz regresan a Brasil, pensando en que en un futuro sus hijos puedan estudiar y trabajar en EE.UU.

   Lorentz reconoce que el perfil que acude a su clínica es muy concreto: parejas de clase alta, que en su opinión son bien recibidas en EE.UU "porque pagan sus impuestos", al contrario que los inmigrantes irregulares de bajo poder adquisitivo que "inmediatamente pasan a depender del Gobierno", critica Lorentz.

   Ese otro perfil de inmigrante está en el centro de la precampaña electoral estadounidense y la política de otorgar la nacionalidad a los recién nacidos ha desencadenado alguna polémica reciente, después de que el candidato republicano Jeb Bush calificara a estos niños de "bebés anclas", lo que disgustó a la comunidad latina.

   El candidato Donald Trump, por su parte, mucho más beligerante con los latinos, ya ha dicho que si gana acabará con la concesión automática de la nacionalidad a los recién nacidos, algo que para Lorentz no es más que "pura especulación", porque recuerda que la norma está vigente desde hace más de cien años.