El hermano de Jakelin Caal sostiene una fotografía
REUTERS / CARLOS BARRIA

   Un experto de la ONU pide a las autoridades norteamericanas que investiguen los hechos y depuren responsabilidades

   MADRID, 24 Dic. (EUROPA PRESS) -

   El cadáver de la niña de siete años que falleció este mes bajo custodia de la guardia fronteriza de Estados Unidos ha sido repatriado a Guatemala, un hecho que desde la ONU han aprovechado para recordar a las autoridades norteamericanas la necesidad investigar lo ocurrido y depurar responsabilidades.

   Jakelin Caal murió el 8 de diciembre en un hospital de Texas, unos días después de que fuese detenida junto a su padre por agentes fronterizos de Estados Unidos. Las informaciones publicadas por varios medios han puesto en cuestión la atención brindada a la menor y han hecho sospechar de una posible negligencia.

   El cuerpo de la menor retornó el domingo a su país de origen gracias a las gestiones del Gobierno guatemalteco. En la terminal de llegada del Aeropuerto Internacional la Aurora solo había personal del Ministerio de Exteriores, ya que la familia no pudo desplazarse desde la aldea remota en la que vive en Alta Verapaz, según el diario 'Prensa Libre'.

   El relator especial de la ONU sobre Derechos Humanos de los migrantes, Felipe González Morales, ha instado a las autoridades de Estados Unidos a ordenar una investigación completa e independiente sobre la muerte de la niña y a depurar responsabilidades.

   Aunque hay diferentes versiones sobre la secuencia de acontecimientos que derivó en la muerte de Jakelin, Naciones Unidas ha insistido de que lo que está claro es que falleció bajo custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza después de entrar a Estados Unidos junto a más de un centenar de migrantes.

   "Se debe garantizar el acceso a la justicia de sus parientes, lo que incluye una representación legal ilimitada en los procedimientos en un idioma que puedan entender", ha apuntado González, en un comunicado en el que ha reclamado a Estados Unidos que deje de detener a niños en la frontera porque representa "una violación del Derecho Internacional".

   En este sentido, ha llamado a extraer las lecciones del caso para prevenir en un futuro situaciones similares, buscando por ejemplo alternativas al arresto. La detención, ha añadido, va en contra del bienestar del menor y deriva en consecuencias a largo plazo, exacerbando los traumas de un viaje ya de por sí complicado.

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