Actualizado 16/01/2015 20:54

San Cristóbal vuelve a convertirse en el epicentro de las protestas venezolanas

Portestas en la ciudad venezolana de San Cristóbal
Foto: REUTERS

SAN CRISTÓBAL, 16 Ene. (Reuters/EP) -

   San Cristóbal ha vuelto a convertirse en el epicentro de las protestas de los venezolanos, esta vez, por una crisis económica que les ha dejado prácticamente sin bienes de primera necesidad, un año después de que esta ciudad sirviera de incubadora para la ahora ya galopante crisis política en el país iberoamericano.

   Cientos de manifestantes, sobre todo jóvenes, como en las movilizaciones de 2014, se han echado a las calles de San Cristóbal para protestar para la cada día más acuciante escasez de productos básicos como leche, jabón y pañales.

   Aunque el desabastecimiento en Venezuela no es nuevo, se ha agravado con la llegada del nuevo año, debido al fin del programa que el Gobierno de Nicolás Maduro puso en marcha en Navidad para garantizar la existencia de productos típicos de esas fechas.

   Con el empeoramiento de la situación, las protestas han ido a más y grupos de encapuchados han vuelto a secuestrarlas levantando barricadas incendiadas y lanzando objetos contundentes contra las fuerzas de seguridad.

   Ello ha suscitado fuertes enfrentamientos en los que, según un líder estudiantil, un agente llegó a abrir fuego contra uno de los manifestantes el jueves por la noche, aunque esta información no ha podido ser verificada.

   Las autoridades venezolanas han confirmado la detención de 18 manifestantes en San Cristóbal durante los últimos diez días, seis de los cuales aún siguen encarcelados. En todo el país, 56 manifestantes han sido arrestados en lo que va de 2015, aunque la mayoría ya han sido liberados.

"YA ES HORA"

   San Cristóbal, capital del estado de Táchira, uno de los bastiones de la oposición, sirve de termómetro del ánimo de los venezolanos, que ya han empezado a provocar pequeños disturbios en las largas colas que se forman a las puertas de los supermercados.

   "Ya es hora", ha dicho Deiby Jaimes, de 21 años de edad, detrás de una barricada de basura humeante levantada a unos metros del cordón policial. "Hay una crisis social, económica y política. En lo económico estamos totalmente perdidos y desvariando", ha denunciado.

   Pero, a pesar del descontento social, parece difícil que las protestas alcancen los niveles de 2014, cuando la oposición, con el masivo respaldo del movimiento estudiantil, consiguió mantener la movilización callejera durante meses.

   Entonces, aunque la respuesta callejera obligó al Gobierno de Nicolás Maduro a reconocer "fallos" y a iniciar un diálogo inédito con otros partidos políticos y con el sector privado, sirvió también para dividir aún más a una oposición ya de por sí fragmentada.

   Además, la represión de las protestas por parte de las fuerzas de seguridad se tradujo en 43 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos, incluidos varios líderes opositores y estudiantiles, algo que la sociedad venezolana tiene muy presente.

   "La gente quedó con miedo", ha dicho Jaimes, estudiante de contabilidad que participa en las protestas de San Cristóbal. "Pero el miedo se les está quitando debido a la escasez. Estamos esperando un estallido social", ha asegurado.

ANIVERSARIO PELIGROSO

   Así las cosas, el aniversario de las protestas venezolanas, que se cumplirá el próximo 12 de febrero, representa un arma de doble filo tanto para Maduro, que ve peligrar de nuevo su Gobierno, como para la oposición, que podría acabar fagocitada por sus luchas intestinas.

   Los principales líderes opositores ya han iniciado los contactos para consensuar una 'hoja de ruta' contra Maduro y, de momento, han coincidido, según ha podido saber el diario venezolano 'El Nacional', en que el cambio político es inminente y en que las movilizaciones "pacíficas y constitucionales" son necesarias para conseguirlo.

   Pero hasta ahí las coincidencias. El sector duro de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) ha insistido en que el camino a seguir es una movilización masiva en las calles, similar a la vivida hace un año, que obligue a Maduro a dimitir y convocar elecciones anticipadas.

   En el extremo opuesto se encuentra el ex candidato presidencial Henrique Capriles, que encarna al sector moderado de la coalición opositora y que aboga por mantener la presión en las calles pero sin provocar un adelanto electoral, es decir, esperar hasta 2019.

   El Palacio de Miraflores también ha empezado a engrasar su maquinaria denunciando una "guerra económica" contra el 'chavismo' una "campaña de manipulación" para hacer creer a los venezolanos que no hay productos básicos.

   Además, Maduro ha protagonizado una polémica gira por China y los miembros de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) para conseguir dinero rápido para su Gobierno y frenar la caída del precio del crudo en el mercado internacional.

   "He conseguido los recursos necesarios para que el país mantenga su ritmo de inversiones, importación y la estabilidad económica", ha asegurado, aunque solo ha conseguido crédito de China y un principio de acuerdo con Qatar.

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