Trabajadores en un puerto petrolero en Indonesia
Foto: STRINGER INDONESIA / REUTERS

MADRID, 15 Ene. (Reuters/Notimérica) -  

   Una repentina caída en los precios del crudo ha llevado alimentos más baratos a muchos de los más pobres del mundo, pero los beneficios no son universales.

   A nivel global, 805 millones de personas aún enfrentan hambre crónica, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por su sigla en inglés). Mientras que los pobres en las ciudades podrían ver una reducción en los precios de los alimentos, los que viven en áreas rurales, que no están integrados en los mercados masivos, tal vez no.

   El precio del crudo cayó a la mitad en 2014, el segundo mayor declive anual de la historia, registrando un mínimo de cinco años y medio. Los precios del petróleo repercuten en los de los alimentos, que disminuyeron por tercer año consecutivo en 2014.

   "Para muchos pobres que gastan mucho de su dinero en alimentos, esta es una buena noticia", dijo Shenggen Fan, director general del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimenticias. "Hay una alta correlación entre los precios del crudo y los alimentos", agregó.

   El petróleo, combustible clave para transportar alimentos entre el campo y el mercado, también impacta en los precios de los alimentos porque los fertilizantes, pesticidas y otros elementos agrícolas son derivados del crudo.

   Los costes de energía y transporte representan casi el 8 por ciento del precio de alimentos producidos a nivel doméstico, como un paquete de pasta, que los consumidores compran, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

   En la parte del suministro, los costes relacionados con la energía que incluyen fertilizantes, químicos y lubricantes representan un 50 por ciento de los costes de producción para cultivos como maíz y trigo en países desarrollados.

BENEFICIADOS Y PERJUDICADOS

   Sin embargo, para los que viven en la extrema pobreza hay una trampa. Mucha gente hambrienta, con frecuencia agricultores, no participan de los mercados globales de materias primas.

   Al no usar muchos fertilizantes para sus cultivos, recibirían menos dinero por sus productos, debido a la baja en los precios de los alimentos.

   En cambio, los consumidores urbanos en los países en desarrollo, como India, Filipinas y Bangladesh, serán algunos de los mayores beneficiados, ya que dos de sus mayores gastos -alimentos y transporte- serán más baratos.

   Cuando los precios del petróleo aumentaron en 2007-2008 a la vez que los de los alimentos, las personas pobres en las ciudades protagonizaron disturbios desde Haití hasta Camerún y Bangladesh.

   Arif Husain, economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), señaló que, ahora que los mercados oscilan en la otra dirección, los estados importadores de petróleo deberían aprovechar la oportunidad para reducir los subsidios de combustibles fósiles e invertir el dinero en infraestructura rural.

   Si el dinero ahorrado por menores gastos energéticos se invierte en investigación agrícola y nuevas tecnologías, los más pobres podrían beneficiarse de las tendencias actuales.

PRIORIDADES CONFLICTIVAS

   Los precios más bajos podrían brindar algo de alivio a personas en regiones afectadas por conflictos como Siria, Sudán del Sur, Somalia, República Centroafricana y Malí.

   Muchos continuarán enfrentando el hambre pero la disminución de los precios del crudo y los alimentos hará un poco más fácil la entrega de ayuda de grupos humanitarios.

   De acuerdo con el PMA, en 2014, Siria, República Centroafricana, los tres países de África Occidental azotados por el ébola -Liberia, Guinea y Sierra Leona-, Irak, y Sudán del Sur enfrentaron "emergencias a gran escala".

   La situación parece estar cambiando en la lucha contra el ébola y si los agricultores pueden acceder a créditos y semillas, esos tres países africanos podrían ver una recuperación en el 2015, aseguraron funcionarios de la ONU.

   Además, los costes de contratación de barcos para llevar alimentos a zonas de emergencia cayeron para grupos como el PMA debido a la disminución de precios del petróleo.

   Sin embargo, cuando se compara con los costes de implementar programas masivos internacionales de ayuda alimenticia en países como Irak o Sudán del Sur, los ahorros son relativamente pequeños.

   "Quizá los precios del crudo más bajo nos permitan llevar más ayuda a la gente, pero su impacto es bastante marginal", indicó Thierry Kesteloot, un asesor en agricultura del grupo de ayuda humanitaria Oxfam.

   "No estoy seguro de que el 2015 vea un cambio en términos de mejorar la pobreza y la seguridad alimenticia", concluyó.

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