MADRID, 29 Mar. (Notimérica) -
El próximo domingo 2 de abril los ecuatorianos están llamados de nuevo a las urnas en la celebración de la segunda vuelta electoral presidencial. Tras una primera votación --celebrada el pasado 19 de febrero--, el oficialista, Lenín Moreno, y el líder de la oposición, Guillermo Lasso, optan a ocupar el Palacio de Corondelet hasta, según lo previsto, mayo de 2021.
La última llamada al voto dejaba, con un 99,5 por ciento de votos escrutados, a Lenín Moreno en primera posición con un 39,3 por ciento del electorado, siguiéndole Lasso con un 28,1 por ciento del mismo. Poco faltó para que Moreno se alzara con el poder en la primera vuelta, pues tal y como dicta el estatuto electoral ecuatoriano, para obtener dicha victoria es necesario que uno de los candidatos obtenga un 40 por ciento de los votos y diste 10 puntos del inmediatamente siguiente en la lista.
Sin embargo, la necesidad de llevar a cabo el balotage entre los dos candidatos ha hecho que éstos aprovechen las últimas semanas para asegurarse el mayor número de votos posibles. El día 10 de marzo daba comienzo la segunda campaña electoral presidencial en el país sudamericano con unas estadísticas poco concluyentes sobre la intención de voto de los ecuatorianos.
Según los datos publicados el pasado día 14 de marzo por la firma Perfiles de Opinión, el candidato Lenín Moreno ganaría la segunda vuelta electoral con un 51,01 por ciento de los votos. Sin embargo, cuatro días después se publicaba el sondeo realizado por Cedatos que estimaba la victoria de Guillermo Lasso por un estrecho margen, de en torno a un punto, con respecto a su opositor. Así, a día de hoy no pueden asegurarse resultados concluyentes sobre lo que los 12,8 millones de ecuatorianos con derecho a voto decidirán dentro de cinco días.
LEMAS DE CAMPAÑA
El candidato oficialista, Lenín Moreno, elegía la capital del país para iniciar la última parte de la campaña electoral y dejaba claro ante sus seguidores su intención de "derrotar a la oligarquía en las urnas", llamando al voto a las clases sociales más "pobres", ya que es la "única manera de salvar a Ecuador".
Moreno, administrador de 63 años, ha seguido enfocando su campaña a los sectores más empobrecidos del país con la promesa de fortalecer el programa llevado a cabo por Rafael Correa a lo largo de la década en la que ha ostentado el poder.
Por su parte, el candidato opositor Guillermo Lasso, expresidente del Banco de Guayaquil, ha centrado su campaña en aquel sector de la población que ha notado más la crisis económica, clases sociales que han visto afectadas su situación económica y social en la última década.
Para ello, Lasso ha contado con la alianza de otros candidatos opositores: el Partido Social Cristiano-Madera de Guerrero (liderado por Cynthia Viteri) y la coalición de izquierdas Acuerdo Nacional Por el Cambio (representado por Paco Moncayo), los cuales obtuvieron el tercer y cuarto puesto respectivamente en las primeras elecciones.
Además, ambos han utilizado el desprestigio del contrario a lo largo de su campaña electoral para la obtención de votos. El cruce de acusaciones y reproches ha tenido como uno de sus escenarios principales las redes sociales, en las cuales la población ecuatoriana y latinoamericana ha podido participar y posicionarse de manera activa.
RECLAMAS DE LIBERTAD
Lasso ha utilizado la premisa de "recuperar la democracia y la libertad" para Ecuador, haciendo especial hincapié en la implicación de funcionarios del Partido Alianza País en el caso Obredecht y en los Panamá Papers. De la misma manera, el candidato ha prometido en esta última parte de la campaña la emisión de un decreto de indulto a los que considera 'perseguidos políticos' del gobierno de Rafael Correa.
De esta manera, Lasso confirmaba que con su victoria "aquellos policías, dirigentes indígenas, dirigentes sociales, políticos, que han sido injustamente perseguidos por la dictadura de Alianza PAIS" quedarían en libertad. Su argumento, además, trataba de fortalecerse con el veto de entrada al país de Lilian Tintori, esposa del líder venezolano Leopoldo López, el cual permanece encarcelado desde 2013.
La dirigente opositora venezolana viajaba a Ecuador el pasado 15 de marzo con la intención de participar en la campaña de Lasso, pero su entrada era denegada en el aeropuerto. Tintori expresaba en su perfil oficial de Twitter que el veto respondía a "órdenes del Gobierno de Rafael Correa", al que preguntaba por el mismo canal "¿A qué le temen?".
Lasso condenaba el incidente y aseguraba que el Gobierno de Educador "tiene miedo" de que Tintori cuente la "realidad" de Venezuela, demostrando que "en Ecuador no hay Estado de Derecho". Tal y como señalaban fuentes oficiales del Gobierno, el veto a Tintori está justificado según la Ley Orgánica de Movilidad Humana, que señala que ningún visitante puede inmiscuirse en asuntos de política interna nacional.
ACUSACIONES DE FRAUDE
Por otro lado, a lo largo de esta segunda campaña Lenín Moreno ha sacado a la luz la situación de los años 90, cuando Lasso ocupaba el Ministerio de Economía del Gobierno de Jamil Muhuad y el país se sumió en una profunda crisis económica y fiscal. Estos hechos, paradójicamente, reabren las heridas y el temor de aquellos a quienes Lasso lanza la mayor parte de sus mensajes electorales.
Asimismo, Rafael Correa ha mostrado en varias ocasiones su rechazo hacia las acusaciones de fraude electoral con la victoria en primera instancia de Lenín Moreno que desde la oposición se afirman y que, para el actual presidente, constituyen "el fraude del fraude" de la oposición y "un nuevo show de fraude electoral".
Tal y como afirmaba Correa, se trata de una estrategia de la derecha, "una vieja historia de la derecha derrotada en complicidad con los medios de comunicación para mitigar sus derrotas" y añadía que lo volverán a decir en la segunda vuelta "porque no van a querer aceptar sus resultados".
UNA NUEVA ERA
En cualquier caso, la salida de la Presidencia de un líder como Rafael Correa, que ha permanecido diez años al mando del país, supondrá un fuerte cambio para Ecuador. Tanto si la victoria es para los oficialistas como para la oposición, la recesión en la que se encuentra el país y la confrontación social, hostigada por la larga campaña electoral, representará un gran reto para el nuevo presidente electo.
La caída del precio del petróleo y materias primas, así como las altas tasas de desempleo y subempleo, han hecho tambalear la estabilidad que el Gobierno de Rafael Correa había conseguido a lo largo de los primeros años de su Gobierno. De la misma manera, los movimientos indígenas y ecologistas, contrarios al Gobierno de izquierdas, podrían suponer graves contrariedades de llegar a la Presidencia el candidato Lenín Moreno.
Por otro lado, la victoria por mayoría absoluta de los seguidores de Correa del Partido Alianza PAIS en la Asamblea Nacional (con 74 diputados, frente a 32 de Creo-Suma), podrían suponer una grave situación de parálisis de salir victorioso Guillermo Lasso, ya que podrían bloquear cualquier decisión o iniciativa propuestas por el ejecutivo.
En cualquier caso, la salida de Correa supone una nuevo escenario en Ecuador, pero también en la región de América Latina. Fuera de la Presidencia, una de las iniciativas regionales con fuerte participación de Rafael Correa, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), se verá aún más debilitada.
La difícil situación financiera y económica de Ecuador haría que un Lenín Moreno presidente tuviera que centrar sus energías en una regeneración interna, mientras el giro a la derecha que supondría la victoria de Lasso no sería más que otra confirmación de la nueva era política y estratégica de la región.