Actualizado 25/11/2015 00:00

El triunfo de Macri consolida la crisis de poder de la izquierda latinoamericana

Un venezolano soporta unc artel de apoyo a Macri
REUTERS

   BUENOS AIRES, 24 Nov. (Notimérica) -

   El alcalde de Buenos Aires de centroderecha Mauricio Macri consolida con su victoria en las elecciones argentinas que se disputaron el domingo en Argentina, un escenario político que evidencia el cambio de paradigma en un continente que en los últimos años ha estado gobernado por presidentes de izquierdas.

   La primera década de 2000 se ha caracterizado en América Latina por la llegada de una oleada de presidentes que provenían de la militancia política de izquierda, que habían sufrido abusos de los regímenes dictatoriales, que habían sido guerrilleros o que venían de los sectores más excluidos y reprimidos históricamente en el continente --como los indígenas--.

   Sin embargo, la situación de estos presidentes parece que, en muchos casos, atraviesa una crisis de credibilidad. Una consecuencia de ello es la victoria del conservador Macri, que se ha coronado como el primer presidente de tendencia derechista que gobernará Argentina desde la llegada de la democracia, después de 12 años de 'kirchnerismo'.

   Nada más asumir el poder, Macri ha dejado clara su intención de revertir la situación política del continente. Este lunes anunció que invocaría la cláusula democrática para tratar de suspender a Venezuela de Mercosur por los "abusos" que estaría cometiendo el Gobierno de Maduro, a quien ha acusado de perseguir a la oposición.

   Macri ya anunció en campaña que trataría de expulsar a Venezuela del bloque del que también forman parte Brasil, Uruguay y Paraguay --Bolivia está en proceso de adhesión--. El futuro presidente argentino recriminó la "persecución" de la disidencia en Venezuela y los límites a la libertad de expresión.

   El líder de la alianza Cambiemos no ha dudado en distanciarse del 'kirchnerismo' para alinearse con la oposición venezolana. Lilian Tintori, mujer del opositor venezolano encarcelado Leopoldo López, incluso participó en los actos de celebración de la victoria de Macri en Buenos Aires.

   Además, el recién electo presidente le ha anunciado a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que el primer país que visite será Brasil. El gigante sudamericano, un país que es la puerta entrada de los capitales internacionales como plataforma de acceso al continente, representa un caso paradigmático.

   Aunque su presidenta es del Partido de los Trabajadores (PT), el Gobierno, en menos de un año, ha aplicado recortes y ha transformado su gabinete para incluir a sus enemigos políticos, fundamentales para su respaldo en medio de un momento de crisis económica y de la consiguiente pérdida de apoyo popular de Rousseff.

LA CRISIS DE LA IZQUIERDA

   No todos los gobiernos de izquierda están en crisis ya que siguen teniendo un amplio respaldo en países como Bolivia, Ecuador, El Salvador, Uruguay, y Nicaragua. Sin embargo, el Gobierno de Venezuela, el país que lideró el llamado proceso de integración latinoamericano de la mano del fallecido presidente Hugo Chávez, parece haberse lanzado al desastre. El futuro de su heredero en la presidencia, Nicolás Maduro, es poco prometedor de cara a las elecciones del 6 de diciembre.

   Por un lado, el desgaste de estos gobiernos de izquierdas parece comprensible e inevitable. En democracia, pocos partidos logran superar cuatro elecciones consecutivas porque se distancian de los ciudadanos, pierden la capacidad para ampliar medidas eficaces y, en muchas ocasiones, crece la corrupción.

   Buena muestra de ellos son los escándalos de corrupción que han salpicado al Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil (13 años en el poder) o al Frente para la Victoria (FpV) en Argentina (12 años). Aun cuando los gobiernos no tienen grandes casos de corrupción, como es el caso del de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, los ciudadanos acaban demandando el cambio.

   Por otro lado, otra causa sería la desaceleración en el crecimiento económico. El 'boom' de las materias primas que comenzó en 2002 facilitó las reelecciones de los partidos de izquierda en los gobiernos de Brasil, Chile, Argentina, Venezuela, Ecuador y Uruguay, pero ahora ha finalizado y algunas economías han caído en recesión.

   Es inevitable que los descontentos que se han generado en muchos países, en especial en Argentina y Brasil por sus graves crisis económicas, y en Venezuela, donde es aún más recalcitrante, acaben castigando a los gobiernos que han gestionado el país.

   Queda por ver si la situación es contagiosa y otros países imitarán a sus vecinos. De momento, Macri ha revertido el resultado tradicional de las elecciones en su país y parece dispuesto a hacerse escuchar en el continente.