Political crisis in Venezuela
Boris Vergara/dpa

   CARACAS, 23 Ene. (Notimérica) -

   El presidente de la opositora Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, se ha proclamado este miércoles frente a miles de personas presidente interino del país. Unos minutos después de que, con el brazo en alto y sobre la Constitución, Guadió haya 'jurado' su cargo, los presidentes de Estados Unidos, Paraguay, Brasil, Perú, Canadá o Colombia, entre otros, así como el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), han reconocido al político como presidente.

   "Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como presidente encargado", ha dicho Guaidó en medio de los aplausos durante una masiva manifestación en la plaza Juan Pablo II de Chacaíto, zona del este de Caracas. El jefe del Parlamento venezolano ha jurado la Constitución para asumir un "Gobierno de transición" con el objetivo de forzar la salida del presidente Nicolás Maduro, cuya toma de posesión de su segundo mandato tuvo lugar el pasado 10 de enero.

   Ante la situación política en el país, esta semana expertos constitucionales instaban que se activase el articulo 233 de la Constitución venezolana, la cual señala que de existir "faltas absolutas" del presidente de la República, "se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes".

¿Es el caso de lo que sucede en Venezuela?

   Según la Asamblea Nacional y el resto de la oposición, el artículo 233 podría activarse dado que consideran que Nicolás Maduro mantiene un continuo "incumplimiento de deberes constitucionales" desde el año 2017, cuando se produjeron las movilizaciones más grandes y violentas de la historia contemporánea del país.

   De esta forma, el artículo establece que "mientras se elige y toma posesión el nuevo presidente o presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el presidente o presidenta de la Asamblea Nacional". Este hecho haría que fueran lícitos los actos de Guaidó y el resto de la oposición, ya que el político podría juramentarse como presidente mientras se convoca unas nuevas elecciones transparentes, libres y democráticas.

   Sin embargo, el oficialismo venezolano y el chavismo consideran estos hechos como ilegítimos, asegurando que las acciones de Guaidó y la oposición constituye un golpe de Estado, al tratarse de una autoproclamación que no goza de apoyos electorales. Y es que, a pesar de que los últimos comicios no fueran reconocidos como legítimos por la oposición, este hecho no ha sido probado y juzgado por el momento.

   Tanto desde el Gobierno como desde países aliados, como Bolivia, han indicado que se trata de un mecanismo del imperialismo para acabar con el Gobierno socialista, considerando a Guaidó de "golpista". Por el contrario, el foco principal ha sido puesto sobre Estados Unidos, el cual tan solo 30 minutos después de que Guaidó se haya autoproclamado presidente interino, ha comunicado su reconocimiento, lo mismo que ha hecho Luis Almagro.

   Ambos se han mostrado fieles detractores del Gobierno de Nicolás Maduro, apoyando e imponiendo sanciones de tipo económico al país caribeño. Tal y como han señalado desde el chavismo, se trata de una medida enfocada al injerencimo estadounidense en Venezuela, y por ello Maduro ha anunciado la ruptura de las relaciones diplomáticas y políticas con Estados Unidos, al que acusa de "intervencionismo".

   "El gobierno imperialista busca imponer un Gobierno títere en Venezuela. He decidido romper relaciones diplomáticas y políticas con el Gobierno imperialista de los Estados Unidos", ha indicado, al tiempo que ha instado al Ejecutivo norteamericano a que su personal diplomático abandone la embajada venezolana en un plazo de 72 horas. "Todos los medios internacionales manipulan y con su manipulación invisibilizan para el mundo que hay un pueblo bolivariano defendiendo la nación", ha denunciado el mandatario.

   La proclamación se produce tan solo unos días después de que un grupo de sargentos opositores al Gobierno de Maduro se atrincheraran en un cuartel de la Guardia Nacional Bolivariana de Caracas, llamando a los venezolanos a salir a las calles. En ese momento, los hechos fueron considerados como un "alzamiento militar", el cual finalmente quedó diezmado por las Fuerzas Armadas.

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