Actualizado 08/05/2015 10:33

La tempestad de la gestión de Bachelet: corrupción y desastres naturales

Michelle Bachelet
Foto: REUTERS

SANTIAGO, 8 May. (Notimérica) -

   El Gobierno de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, pasa por un importante crisis y es por ello que la mandataria ha decidido que "este es el momento para hacer un cambio de gabinete" y ha pedido la renuncia de sus ministros, al tiempo que ha ratificado a su canciller, Heraldo Muñoz.

   El panorama se ha ensombrecido para el Ejecutivo de la médica, que ha alcanzado su peor nota desde que llegó al cargo en el primero de sus dos mandatos, en 2006, y ahora el 56 por ciento de los chilenos rechaza su gestión, 14 puntos más que entonces, según un sondeo del Centro de Estudios Públicos (CEP).

   Los cambios que pretenden realizar la mandataria no pillan de sorpresa. Hace poco más de una semana, Bachelet anunció que desarrollaría un "proceso constituyente" para crear una nueva Constitución en septiembre, y que pondría inmediatamente en marcha una serie de reformas para combatir la corrupción en el país suramericano, que también serían incluidas en la Carta Magna.

   Estas iniciativas parecen un intento de solventar la crisis de confianza que golpea al país y que, a pesar de los logros alcanzados por la mandataria en su primer año de Gobierno --la reforma tributaria y la educacional-- se han visto empañados por la polémica en torno al escándalo de corrupción, el 'caso Caval', en el que se han visto envueltos su hijo, Sebastián Dávalos, y su nuera, Natalia Compagnon, y el 'caso Penta', que ha afectado a varios políticos de diferentes ideologías.

CORRUPCIÓN EN EL CHILE DE BACHELET

   La gobernante socialista de 63 años, que hace un año llegó por segunda vez al poder con la promesa de cambiar el rostro de uno de los países con peor distribución de la riqueza en América Latina, ha reconocido que ha pasado por "momentos dolorosos" debido a la implicación de su hijo en el caso de tráfico de influencias, pero este jueves ha reconocido que cometió "errores importantes".

   "Obviamente que ha sido muy duro todo el caso que involucró a mi hijo y a mi nuera, por dos razones: por un lado, por el caso mismo y, por otro lado, porque la gente no me creyó y eso ha sido muy duro para mí", ha afirmado la presidenta este miércoles en el chileno Canal 13.

   Cuando se conoció la polémica, la mandataria se encontraba de vacaciones en el Lago Caburgua (La Araucanía) y ahora ha reconocido que fue un "error importante" no volver de sus vacaciones: "Como estaba en un lugar muy lejos, no tenía información más que fragmentada; no me di cuenta de la dimensión que estaba tomando el problema", ha argumentado.

   Tras destaparse la polémica, su hijo abandonó el cargo de jefe da la Dirección Sociocultural de la Presidencia y la mandataria señaló que habría medidas para contrarrestar la corrupción en el país.

   Por otro lado, el 'caso Penta' ha minado también la imagen de la presidenta. Aunque el caso trata de la financiación ilegal de campañas de políticos sobre todo de la derecha chilena, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), también ha envuelto a compañeros de batalla de Bachelet.

   Las informaciones relativas al caso implican también al actual ministro de Obras Públicas, el democristiano Alberto Undurraga, que fue respaldado públicamente Bachelet, y al excandidato presidencial de la oficialista Nueva Mayoría Andrés Velasco, exministro de Hacienda del primer Gobierno de la mandataria(2006-2010).

   Así las cosas, la mandataria anunció en los últimos días una serie de medidas de transparencia para poner freno a casos de corrupción y tráfico de influencias y que pretenden darle un nuevo giro a su Gobierno. Parte de esta nueva estrategia forman, sin duda, los cambios en su gabinete.

DESASTRES NATURALES

   Más allá de las crisis provocadas por los propios seres humanps, Bachelet ha tenido que enfrentar una gran cantidad de catástrofes naturales en su año de mandato. Unos imprevistos que, según ella misma ha reconocido, le han obligado a retrasar los cambios que tenía previstos para su gabinete.

   El primero de ellos fue el incendio de Valparaíso que tuvo lugar en abril del año pasado. Las llamas dejaron 15 muertos y varios heridos, más de 3.000 viviendas destruidas y más de 12.000 personas damnificadas.

   Otro de los grandes retos de la presidenta fue la erupción del volcán Villarica, en la región de la Araucanía, en marzo de 2015. La lava que descendió por las laderas obligó a evacuar a las personas en un radio de 10 kilómetros y las clases permanecieron suspendidas.

   Asimismo, en ese mismo mes, el 25 de marzo, tuvieron lugar fuertes lluvias en las regiones de Antofagasta y Atacama que provocaron inundaciones y arrasaron con las viviendas de muchas familias. En la grave catástrofe, un total de 30 personas resultaron fallecidas y hubo cerca de 50 desaparecidos, además de 4.000 personas damnificadas.

   Sin apenas tiempo para recomponerse, el pasado 22 de abril Chile tuvo que hacer frente a otra erupción de un volcán, esta vez del Calbuco, en la región de Los Lagos. La columna de cenizas, que alcanzó los 14 kilómetros de altura, provocó la suspensión de vuelos y, debido a la situación de emergencia y el material piroclástico, más de 4.000 personas fueron evacuadas.

   Tras estos fenómenos, que han obligado a la mandataria a centrar su atención en las zonas del país y en las personas afectadas, Chile vislumbra una época de calma que quizás permita a la mandataria enfrentar la grave crisis de aprobación que atraviesa su gestión entre sus conciudadanos.