Actualizado 30/09/2018 12:40

¿Cuáles son los principales cárteles de droga en Colombia?

A member of the Aero Naval police carries packages of seized cocaine during a dr
CARLOS JASSO / REUTERS
   

   BOGOTÁ, 20 Mar. (Notimérica) -

   Colombia es uno de los mayores productores y exportadores de droga de todo el mundo, lo que hace pensar que la cantidad de cárteles que dominan este negocio ilícito es incontable. Sin embargo, actualmente solo quedan tres bandas nacidas de los grandes cárteles colombianos que reinaron en décadas pasadas sobre el negocio de la cocaína.

   Antes del año 2000, los cárteles colombianos dominaban los mercados de cocaína y heroína de Estados Unidos. Sin embargo, este 'prestigioso' puesto fue ocupado posteriormente y hasta el momento por México, ya que solo en Estados Unidos operan siete cárteles del país azteca.

   Colombia actualmente no cuenta con ningún gran cártel de la droga, pero en su historia destacan tres cárteles principales: Cártel de Medellín, Cártel de Cali y Cártel del Norte del Valle. Cuando éstos se fraccionaron, se ocasionaron pequeños grupos que se encargaron del negocio.

CÁRTEL DE MEDELLÍN

   El Cártel de Medellín es una de las principales organizaciones que ha operado en el país cafetero. Originada en 1970, la organización tuvo el control y la distribución de los envíos de cocaína hacia Estados Unidos y otros países. Se estima que cerca del 95 por ciento de la cocaína del país estaba controlada por el Cártel de Medellín.

   Su principal líder era Pablo Escobar Gaviria, aunque otros miembros del grupo criminal eran "los hermanos Ochoa": Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa; Gonzalo Rodríguez Gacha; o Carlos Lehder.

   Llegó a ser una de las estructuras criminales más poderosas entre los años 70 y 80, corrompiendo sectores de la política nacional para favorecer sus ambiciones.

Cartel de Medellín

   Con la muerte de Pablo Escobar en 1993, la formación delictiva quedó a la deriva, poniendo fin a uno de los capítulos más sangrientos de la historia colombiana. Sin embargo, el narcotráfico no murió. A pesar de que sus principales cabecillas y lugartenientes murieron y otros fueron detenidos, un grupo de narcotraficantes que sobrevivió a la purga interna de la organización llevó a cabo la reagrupación del cártel de Medellín, a pesar de ser el fin de los grandes cárteles.

CÁRTEL DE CALI

   Santiago de Cali, o Cali como es conocido ampliamente, la capital del departamento del Valle del Cauca, es actualmente uno de los principales centros económicos de Colombia, pero durante la década de los 80 y 90 vivió la época del cártel, una bonanza económica artificial, con inversiones en la construcción, el comercio, los medios de comunicación y los equipos de fútbol.

   El Cártel de Cali estaba encabezado por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela 'El Ajedrecista', José Santacruz Londoño Chepe Santa Cruz, Helmer Herrera Buitrago 'Pacho', Victor Patiño Fómeque 'El Químico' o 'La Fiera', Henry Loaiza Ceballos 'El Alacrán', y Phanor Arizabaleta Arzayuz.

   La fortuna del cártel llegó a alcanzar los 2.000 millones de dólares, controlando buena parte del negocio de la cocaína en Colombia. El año 1986-1987 fue el año de mayor esplendor del Cártel de Cali. Sin embargo, este momento 'perfecto' fue interrumpido por Escobar. Miguel y Gilberto Rodríguez "estaban pensando seriamente en retirarse del narcotráfico, pero tuvimos un pequeño problemita que se llamó Pablo Escobar", indicaba el hijo de Miguel, William Rodríguez en una entrevista a 'BBC Mundo'.

   En 1995 cayó Gilberto Rodríguez Orejuela 'El Ajedrecista' en un operativo planeado y ejecutado por el bloque de Búsqueda en su residencia en Santa Mónica Residencial, en el norte de Cali.

   Tras la caída de 'El Ajedrecista', se dieron en los tres siguientes meses las caídas de su hermano Miguel Ródríguez, Víctor Patiño Fómeque, 'el Químico'; José Santacruz Londoño, 'Chepe'; Henry Loayza Ceballos, 'el Alacrán'; Phanor Arizabaleta Arzayuz, y Juan Carlos Ortiz Escobar, 'Cuchilla'. Y un año después cayó Hélmer Herrera, 'Pacho'.

Cartel de Cali

   A raíz de esto, fue el hijo de Rodríguez el que se hizo cargo del liderazgo político y jurídico de esta organización, tal y como él mismo asegura. Mientras que su padre y su tío cumplen condenas de 30 años de cárcel en Estados Unidos, William Rodríguez negoció con la justicia estadounidense una significativa rebaja en la pena de 20 años que le habían impuesto, así como la posibilidad de permanecer en ese país después de salir de prisión en 2010.

CÁRTEL DEL NORTE DEL VALLE

   Esta organización se dedicó al tráfico de la cocaína en el Norte del Valle del Cauca, al suroeste de Colombia. Tuvo un especial crecimiento a partir de 1990, con la caída y fragmentación de los Cárteles de Medellín y de Cali.

   Formado por exmiembros del Cártel de Cali, estuvo liderado por los hermanos Orlando, Fernando, Arcángel de Jesús y Lorena Henao Montoya, su esposo Iván Urdinola Grajales, Efraín Hernández Ramírez, Víctor Patiño Fómeque, Juan Carlos Ramírez Abadía, Diego León Montoya Sánchez, Wilber Varela, Luis Alfonso Ocampo Fómeque, Luis Hernando Gómez Bustamante, Andrés López López y Carlos Alberto Oviedo.

   En 1998, con el asesinato de Orlando Henao Montoya, el Cártel del Norte del Valle se dividió en dos facciones, una liderada por Diego Montoya Sánchez y otra bajo el mando de Wilber Varela.

Cartel del norte del Valle

   "El gran cartel se desintegra y nacen muchos carteles. Mandos medios de la organización, escoltas y algunos empleados de confianza de los capos se convierten en Dones", dice Camilo Chaparro en su libro 'Historia del Cartel de Cali'.

EL NARCOTRÁFICO EN LA ACTUALIDAD

   Una vez conocidos los grandes cárteles que han dominado el territorio colombiano durante las décadas pasadas, la realidad que vive Colombia actualmente es otra.

   A mediados de los años 90, los principales cárteles se fragmentaron y comenzó una guerra entre las distintas facciones para controlar el negocio, lo que permitió el ingreso de nuevos actores.

   Gran parte de los cultivos de coca se situaban en zonas donde las poblaciones campesinas estaban muy influenciadas por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Junto a esto, la falta de grandes capos que controlasen el negocio de la droga hizo que la guerrilla entrase en el narcotráfico más de lo que ya había entrado.

   Las FARC controlaban el cultivo, la elaboración de la pasta de coca y la fabricación de alcaloides --compuestos secundarios de las plantas sintetizados--. No obstante, la guerrilla no controlaba ni las rutas ni la distribución en mercados de consumidores.

   Sin embargo, en 2014 el Gobierno colombiano y las FARC acordaron los compromisos de ambas partes para combatir el narcotráfico. En él se acordó dar vía libre al Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito para así eliminar de manera definitiva y sostenible los cultivos de droga y la legalidad asociada a estos en todo el país.

   Por otro lado están las Bandas emergentes en Colombia o bandas criminales emergentes, conocidas como Bacrim, que operan en todo el territorio nacional. Cuenta con aliados estratégicos como las FARC, ELN y varios narcotraficantes.

   A fecha de 2014 la gran mayoría de estos grupos criminales fueron disueltos, y, según un informe del gobierno colombiano, solo quedan tres bandas criminales activas en el país: El Clan Úsuga, Los Rastrojos y los grupos disidentes del ERPAC.

   Por último, hay que tener en cuenta el rol de los cárteles mexicanos, ya que muchos de los pequeños grupos delictivos que quedaron en Colombia se asociaron con ellos para vender la droga a Estados Unidos.

   En este sentido se da muestra de una nueva forma de organización del narcotráfico ligado al mundo empresarial. Es decir, los grupos ya no buscan ir por las rutas alternativas para transportar los cargamentos de drogas, sino que utilizan las mismas en las que se trasladan los productos de consumo masivo.

   Además, otra de las grandes diferencias con la antigua forma de narcotráfico colombiano es el ambiente pacífico que reina entre los diferentes grupos.

LA GUERRA DEL NARCOTRÁFICO

   De sobra es conocida la historia de uno de los mayores traficantes que ha tenido Colombia en su historia: Pablo Escobar. Esta figura es clave a la hora de hablar de los cárteles colombianos, ya que fue el fundador del Cártel de Medellín, uno de los principales grupos delictivos del país.

   A los 35 años de edad se coló entre la lista de los hombres más ricos del mundo, debido a su situación al frente del Cártel de Medellín, organización que movía el 80 por ciento del mercado de la cocaína a nivel mundial.

   Pero la historia del narcotráfico en Colombia comenzó varias décadas antes. Desde finales de los años sesenta en la Costa del Caribe especialmente, se comenzó a notar el ejercicio de la economía subterránea del tráfico ilícito de drogas, cuando comenzó a florecer el cultivo de la marihuana. Esto dio una primera bonanza económica, llamada 'Marimbera'.

   Estados Unidos era el principal mercado para vender los estupefacientes colombianos. Sin embargo, Colombia jugaba un papel secundario. Se ocupaba de coger los cargamentos que llegaban del sur --Bolivia o Perú-- para luego ser redistribuido por mafias locales hacia EEUU.

   Más tarde, hacia la década de los 70, aparecieron los primeros grupos de narcotraficantes, presentes sobre todo en las ciudades de Medellín y en el centro del país. Pero estos grupos no duraron mucho y fueron reemplazados a base de una cruenta guerra interna por una generación más violenta y activa en el negocio.

   Se trata de las distintas bandas lideradas por personajes como Pablo Escobar y su primo Gustavo de Jesús Gaviria, los hermanos Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez, Griselda Blanco (sobreviviente de la primera etapa) y Pablo Correa Arroyave en Antioquia; Carlos Lehder Rivas en Armenia; José Gonzalo Rodríguez Gacha y Verónica Rivera en el centro del país; Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, José Santacruz Londoño, Helmer "Pacho" Herrera y los hermanos Henao en el Valle del Cauca; y José Rafael Abelló Silva en la costa Atlántica.

   Pero el auge de estas bandas comenzaría a desestabilizarse cuando Colombia y Estados Unidos firmasen acuerdos de cooperación en la lucha contra el narcotráfico. En 1979 se firmaría entre Colombia y Estados Unidos el Tratado de Extradición. Desde entonces, los apoyos políticos que mantenían a los capos de la droga --concretamente sobre Escobar-- fueron despareciendo.

   De esta forma, los narcotraficantes pasaron a presentarse como agentes de desestabilización y generadores de violencia por todo el país. En la década de los 80, se incrementa la demanda, por lo que los cárteles se expanden y se comienzan a organizar en grupos criminales de mayor envergadura, liderado por uno o más capos. Algunos de estas organizaciones llevaron a cabo una guerra contra el Estado para tratar de evitar los tratados de extradición firmados con Estados Unidos, comenzando por actos terroristas contra la población civil, algo inédito hasta el momento, y concluyendo en una guerra entre cárteles que dejaría unas tasas de homicidios alarmantes.